martes, 25 de febrero de 2014


Maravillas en el país de los tontos

Aquí estoy, en mi cubil, haciendo un curso de Word on-line. Está bien esto de hacer un curso de Word después de llevar veinte años utilizándolo todos los días. De ahora en adelante conseguir cursos será más difícil, vamos, imposible. En la Administración sólo se oye esta cantinela: no hay dinero. Al final acabaremos con el bolígrafo atado a la mesa como el famoso peine de la Posada del Peine, valga la redundancia. Bueno, no hay dinero para lo necesario porque para lo innecesario sí que lo hay. También sobra personal, gente; esos que han entrado en la Administración por la puerta de atrás con carné, por amiguismo, por el sindicato…  
 
En estos tiempos que corren ser funcionario es un chollo. Pero no es fácil ser funcionario de carrera, siempre he dicho que cansa mucho más el trabajo en la Administración que en una empresa privada. ¿No se lo creen? Tiene una explicación. El trabajo en la Administración aburre y eso cansa más que cualquier esfuerzo en una empresa privada. El aburrimiento es lo más agotador en esta vida. Me dicen que tengo mucho morro cuando hago esta afirmación y se me echan encima. Bueno, yo me defiendo recordándoles que los requisitos son muy pocos para ir a una oposición: ser español, no tener antecedentes penales, tener cumplidos los 16 años y poco más… Aprobar los exámenes, por supuesto, pero hay otra forma de entrar en las diferentes Administraciones; consiste en entrar por la puerta de atrás con el patrocinio de un amigo  y un carné, con el tiempo presentarse a un examen sin saber nada, firmarlo y prueba superada.
Pero después de contar esto paso a otro discurso. Me maravilla - hago honor a mi nombre - el poder de convocatoria que tiene un tonto en estos tiempos. Estamos viviendo en la Torre de Babel: el tonto habla y todos lo escuchan, mientras que el listo habla consigo mismo. Es triste poner el televisor y que llegue una infanta imputada al juzgado a declarar y que conteste a cada una de las preguntas que le hace el señor Juez con un: No sé… No me consta... No recuerdo… Lo desconozco… Después salen sus abogados y dicen que la infanta ha contestado a cada una de las preguntas del Juez y que ha dado las debidas explicaciones. Este episodio histórico; histórico porque es la primera vez que alguien con derechos dinásticos a un reino va a un Juzgado, me parece un insulto a la inteligencia, un insulto a los españoles y de ahí deduzco que la clase dirigente en conjunto nos toman a los españoles por tontos. Esto es lo malo de que un tonto tenga el poder de convocatoria: que acaba idiotizando al resto. Porque claro, yo me hago el siguiente planteamiento. A cualquiera que va a un juzgado y contesta a lo elemental con un no sé, automáticamente se le hace un peritaje psiquiátrico. Digo esto porque esta actitud de Doña Cristina no es ni medio normal, es inaceptable.
Es triste y va para nota, que alguien como la hija del Rey nos dé este espectáculo. Llega en su coche, baja de él, saluda mirando al tendido de la prensa, les dedica una sonrisa y entra como aquel que va de visita a un juzgado; sale del mismo como si nada hubiese pasado y se va al palacio con sus papás. Al día siguiente toma un avión para ir a su casita de Suiza. ¡Pobre niña! Y todo este embrollo de gastar dinero sin saber de dónde sale, dice que lo ha hecho por amor. Yo en la piel del Juez Castro le hubiese preguntado a tan real imputada, además, que si se le ha pasado por la cabeza  devolver el dinero de esas sociedades sin ánimo de lucro, convertidas por obra del Empalmado en sinónimo de lucro.
Otra que no se entera es la Ministra Mato. Esa pasaba por delante del Jaguar de su marido sin saber que era de él. Gastaba confetis por valor de miles de euros para los cumples de los niños y no sabía quién los pagaba. ¿No es maravilloso gastar sin saber de dónde sale el dinero? Pero ahí sigue Ana, de Ministra de Sanidad, aplicando recortes y haciéndonos pagar la mayor parte de las medicinas. Mira tú por dónde… cuando falta el dinero en la Administración, Ana va y se entera. Ana que no saca una cuenta en lo tocante a los gastos de su casa, sabe lo que no pagaban los viejecitos en medicinas y como les salían baratos los tratamientos para seguir viviendo, pues Ana ha decretado que paguen. Esta mujer, ignorante por naturaleza, es de las que sólo sabe sacar cuentas a los demás; esta mujer de gran corazón obliga a pagar los colirios a los abuelos, pero ella prefiere no enterarse quién paga los confetis en las fiestas infantiles de sus hijos.  
Y todo esto que cuento lo sabe todo el mundo, viene en la prensa, hay imágenes. Los periodistas no paran de atizarnos con estas noticias, nos documentan a diario. Pero qué se puede esperar de un país en el que la mayor parte de los funcionarios son inútiles por enchufe con cargo a los presupuestos generales. Qué se puede esperar de un país donde en bancos, telefónicas, eléctricas y demás monopolios trabajan generaciones enteras con el mismo apellido. Qué se puede esperar de un país donde los jueces son elegidos por los políticos. Yo creo que deben cambiar la imagen representativa de la Justicia; esa Justicia con los ojos tapados con una venda y una balanza en la mano. En mi opinión la deberían representar tuerta, con un parche en el ojo al estilo pirata y sustituir la balanza por una romana. Y por último qué decir y qué pensar de un país en el que triunfan como superventas en libros y discos: Jorge Javier Vázquez, Belén Esteban y Paquirrín… Eso sí, es un país que se moviliza, que sabe movilizarse… cuando se trata de fútbol, claro.

lunes, 17 de febrero de 2014



VISIONES…

 
¡No será verdad, no nos caerá esa breva! Cataluña quiere ser independiente y yo estaría encantado de verlo. Me llegan comunicados y direcciones de páginas para firmar en contra del sueño catalanista. No, no lo haré; si acaso firmaré para que les concedan su ansiada independencia. Una vez que Cataluña se convierta en estado independiente, se acabó la amenaza del trasvase del Ebro. Lo estoy viendo, ¡por fin! Aragón consigue de una vez La Travesía Central con Francia, por fin hermanados con Pau-Béarn y Tarbes-Hautes Pyrénees. Nuestro sueño hecho realidad. Estoy convencido que sin los catalanes como vecinos a los aragoneses nos irá mejor. Y no sólo eso, lo estoy viendo: Aeropuerto Internacional de Zaragoza. Se acabó desplazarse a Barcelona para coger un avión. Con la Plataforma Logística aquí y sin los catalanes allá, nuestra Plataforma incrementará sus movimientos.
Dicen que los vinos del Priorato son muy buenos, mejor para ellos; si son tan buenos que se los queden. La butifarra y el fuet también. Desde que el sueño independentista catalán se ha desatado, el cava aragonés está vendiendo toda su producción. ¿No es maravilloso? Y puestos ya, como dice Azulenca, que contraten a la Sáenz de Santamaría y a la Cospedal como burbujas de Freixenet, da igual si las ponen de pompas del cava; total harán el mismo papel, es decir, nada. El señor Lara de Planeta dice que si la independencia sigue adelante tendrá que irse con sus empresas a otra parte; pero esto lo dice con la boca pequeña. Más ahora que gracias a la política matrimonial se codea con lo más granado del nacionalismo catalán. Todas las empresas catalanas que se queden allí, será lo mejor para todos. A mí no me gusta el perfil del emprendedor catalán, porque esta especie es depredadora.
Dirán que soy antiespañol razonando de esta manera. Pues no, no lo soy; pero viendo que nuestro gobierno no hace nada por detener ese movimiento catalanista independiente y viendo cómo actúa la clase política en general, qué más da lo que yo piense. Si quien tiene que hacer por remediar los males no lo hace; si ellos no defienden la unidad de España, qué podemos hacer los mortales de a pie. Y bueno a río revuelto ganancia de pescadores. Hay una sola pega: los cientos de aragoneses que tienen apartamento en Salou. A estos pobres el día que se declare Cataluña estado independiente, no quiero ni pensar el impuesto que les van a clavar. Algunos están poniendo ya a la venta sus apartamentos.
Pero no, no, nada de esto pasará. Seguiremos soportando a los catalanes como vecinos, seguiremos los aragoneses con la Espada de Damocles del trasvase, seguirán sin devolvernos los bienes de La Franja, tendremos que ir a Barcelona a coger el avión y la frontera con Francia seguirá como siempre. Lo mío sólo eran visiones…

domingo, 9 de febrero de 2014


BUSCO DE LOS SIGLOS LAS YA BORRADAS HUELLAS

María Jesús Mayoral Roche
Me encargaron que diera respuesta a las "Cartas literarias a una mujer" de Bécquer, ésta es una de ellas. Un poco de romanticismo no nos vendrá mal.



 
Perdona, amor, mi silente respuesta a tu evocadora ensoñación. La mujer, cuando el poeta la convierte en musa, se vuelve antojadiza y caprichosa; creyéndose tan admirada, se erige sobre un pedestal de vanidad cuan diosa voluptuosa de mirada esquiva y sonrisa maliciosa; imaginando ser una escultura griega digna de la alabanza de los hombres y de la envidia de las mujeres.
         ¿Recuerdas, amor? A propósito de declararme tu pasión por ella, te pregunté: “¿Qué es poesía?” Me respondiste titubeando: “La poesía es... “
         Yo adelanté la cabeza para escuchar mejor tus palabras. Mis cabellos caían a su antojo dejando sombrear mi frente, pendiendo de mi sien, rozando mi mejilla, hasta descansar en mi seno. Mis ojos, febriles, se reflejaban en los tuyos ahítos de una admiración ciega. Y entre mis labios, deliberadamente, dejé escapar esa atenta ingenuidad deseosa de arrancarte las palabras.
         Tú creíste, que aquella graciosa estampa mía era así de natural. No, amor. Debo confesarte que las mujeres sabemos componer bien nuestros encantos a la hora de seducir.
         Aquella pregunta te cogió por sorpresa, te quedaste sin saber qué decir, sin saber adonde mirar. Finalmente, volcaste toda la fuerza de tu mirada en la mía y exclamaste: “¡La poesía, la poesía eres tú!”
         Sí, me desilusionó aquella respuesta, pues la consideré más bien como un halago y no como la definición cabal, propia de un poeta.
         Yo deseaba saber lo que era la poesía para ti, porque deseaba pensar como tú, hablar de lo que tú hablabas, sentir como tú, penetrar en el santuario secreto de un poeta.
         Sí, debo decirte que lo he descubierto. Ahora eres tú quien palidece y deja escapar esta carta de tus manos. En ese interior repleto de tesoros y misterios, donde tu alma se complace y deleita, se levanta una fortaleza inexpugnable, tan infranqueable, que nadie puede acercarse siquiera a escalar su lienzo amurallado. Y yo, ingenua de mí, pretendía entrar donde se fraguan y revelan las ideas, donde el poeta consuma su más puro placer hasta amalgamar los sentidos y las formas, sin comprender, que ese universo estaba reservado únicamente a ti, por ser patrimonio exclusivo de tu poder creador.
         Sí, sembré la duda en ti y a cambio te regalé mi silencio. Tú proseguiste, algunos días después, intentando aunar las definiciones más innovadoras con las más clásicas. Sin embargo, a mí me seguía interesando tu opinión y no la de los demás: tener acceso a tu mundo, y no aprovechar la intimidad que me brindaba nuestras confidencias, hubiese hecho que me perdiera el momento mágico en que descubrí cómo el hechizo de tu palabra se transformaba en letra. En las letras que llenaron aquellas Cartas literarias que me dedicaste. ¿Recuerdas?
         Sí, amor. He decidido despertar de mi luctuoso letargo, salir de mi argentada crisálida sellada con fechas y letras a inglete, con el fin de hacerte llegar aquella respuesta que se rompió con un silencio, porque la separación nunca fue una amiga fiel de los amantes.
         ¡Ah, amor...! Me hablaste de literatura por satisfacer, más que nada, aquel capricho mío. Pero la curiosidad de las mujeres no se sacia sólo con bellas palabras, que ésas, bien sé, nunca te faltaron. La poesía y tus sentimientos eran una misma cosa: la poesía es el sentimiento y el sentimiento es la mujer. Así me lo expresabas. Y ésa era, precisamente, la parte que me tocaba a mí en todo aquello. No, no lo entendí. No quise entenderlo. Yo necesitaba otra cosa.
         Quería entrar en tu santuario interno, incluso me hubiese conformado con pisar su umbral, pero no tuve opción a ello. La poesía es en el hombre una cualidad puramente del espíritu; reside en su alma. Eso me decías y apostillabas: En la mujer la poesía está como encarnada en su ser. Finalmente me recomendaste: Deja esta carta, cierra tus ojos al mundo exterior que te rodea, vuélvelos a tu alma, presta atención a los confusos rumores que se elevan de ella, y acaso la comprenderás como yo. Ciertamente hice lo que dijiste y no oí nada.
         Recuerdo que tus palabras se convertían en una dulce cantinela para mis oídos, mientras, tu mirada me sumergía en un mundo de pensamientos que me parecía ser el tuyo. ¡Qué gratas y extrañas sensaciones me hiciste sentir, amor!
         Pese a todo continué, de manera infatigable, en la búsqueda de aquel santuario. Era como un eco que me llamaba y atraía de manera irremediable hacia algún lugar desconocido, sintiéndolo de una forma tan espiritual que me dejaba sin emociones.
         Leí todo cuanto escribiste e intenté buscar la clave a todo cuanto contabas. Lejos de hallar respuesta alguna, una maraña de confusión se adueñó de mis pensamientos sin saber hacia donde dirigirme. A veces, la misma obsesión es la que nos impide avanzar. Hojeé de nuevo “Cartas desde mi celda”, abrí el libro al azar y allí encontré la respuesta que tanto esperaba: Veruela. Ahí estaba el santuario que tan desesperadamente había estado buscando, ahí estaba la réplica exacta a tu santuario interior. ¡Qué extraña liberación aporta el descubrimiento de algo que, en cierta manera, te encadenó en vida! 
         Veruela fue para ti la inspiración, la salud, la calma en medio de la tempestad de tus pensamientos; allí creaste formas, despertaste a nuevas sensaciones, forjaste imágenes; allí ambos santuarios se abrazaron para crear incesantemente, sin dar tregua a las ideas, a los sentidos, que soliviantados, se apoderaban y crecían dentro de ti con toda la fuerza renovada de su poder creador.
         En ese vagar sinuoso en que mi  alma ahora se complace, perdiéndose en el rastro de tus días más vividos; sólo un único lugar parece detenerla, anclarla: Veruela.  Te siento aquí, amor, en este claustro réplica del cielo en la tierra que tú cruzaste cubierto de ortigas; te veo ahí, bajo los arcos ajedrezados, pasando tu índice, una y otra vez, por las inscripciones de la lápida ponderal. Me apoyo en el brocal, me asomo al pozo, y en sus viejas aguas tu rostro parece reverberar entre las mismas. Entro en la iglesia y todavía escucho tu respiración jadeante por la carrera de un anochecer apremiante: el crepúsculo, cubierto de intensas tonalidades que parecían diluirse sobre el Moncayo, te dejaba enardecido en el camino de la ermita; y era ese fresco atardecer, orquestado por el abaniqueo de las hojas de los árboles y los trinos dispersos de los pájaros, el que estimulaba tus sentidos hasta que, finalmente, la sombra de la noche desplegaba su manto para anunciarte que el sol había muerto una vez más.
         Ningún mortal podrá allanar jamás el templo de un poeta. Sin embargo he decidido encadenar mi alma a los muros de Veruela para vibrar entre sus piedras, y de esta manera, quizá, poder rescatar tus pasos, tu respiración... y así, tal vez llegue al mágico lugar donde se componen las ideas, tus ideas.
         Ahora mi deseo es convertirme en la evanescente sombra de este monasterio, en la estela eterna que recorra estos lugares, que acaricie estos rincones de los que tanto me hablaste y escribiste. 


domingo, 2 de febrero de 2014

 

Personajes  y  Personajetes

Por Cayo del Pulgar 

 

Alcaldes de Madrid


Hubo una época en que los políticos daban la talla, quiero decir que eran presentables y hasta brillantes en el discurso. Eran otros tiempos, claro. Tener cultura, ser un intelectual, haber sacado una oposición importante del Estado, tener una buena oratoria, en fin… Eso era indispensable hace veinte o treinta años para ocupar un puesto relevante en la política. En este país, en este período demócrata, hemos tenido algún político con carisma; dicho sea de paso, una especie extinguida.
Este espacio dentro de Caricaturas Parlantes se caracteriza por tener pocas palabras y basarse más en las imágenes: son ejemplos comparativos, sin más. No voy a entrar en la vida, obra y milagros del personaje y menos en la del personajete. En este espacio conviene dejar a un lado la ideología para centrarnos en el problema que tenemos los españoles actualmente con nuestros políticos, una casta sin oratoria, sin léxico, que ni siquiera saber leer el papel que tienen en la mano; además de ser incapaces de gestionar, de resolver.
El personaje escogido para esta ocasión tuvo sus luces y sombras, sus despistes; pero fue querido, respetado y hasta aclamado.  


En cuanto al personajete, en este caso, más vale una imagen que… De esta mujer sabemos que su mérito está en ser alcaldesa sin haber ganado en unas elecciones, es más conocida por ser "señora de" y sobre todo es conocida por su comicidad cuando la emprende con el inglés olímpico. Pero si creían que lo más brillante de Ana fue su discurso ante el COI defendiendo la candidatura olímpica de Madrid 2020 en inglés; creo que este video le hace más justicia a la Sra. Botella.