sábado, 9 de diciembre de 2017

PATRIA
María Jesús Mayoral Roche


 
Patria. Me la recomendaron y no hice caso. Estuve en la Feria del  Libro en Madrid y la fila se dejaba ver: Fernando Aramburu estaba firmando. Agradecí que un escritor de verdad tuviera una fila fuera de lo habitual. Porque la verdad... esas filas en espera de que el famosillo o el periodista de moda firme ejemplares... No es serio en una feria del libro como Dios manda.
Patria. Debes leer esta novela, me dijeron. Viniendo la recomendación de quien venía, me lo tomé más en serio. Después, Patria, Premio Nacional de Narrativa. Me dije: no te queda más remedio, tienes que leerla aunque sólo sea para opinar. Hay que reconocer que Aramburu ha causado sensación entre los aficionados y amantes de la lectura. Cada vez leo menos en español y los libros que leo no los conoce nadie, y es que las novedades en celulosa a las puertas de las librerías no suelen interesarme. 
Patria. ¿Mi opinión? Un escritor se debe a su tiempo y debe dejar constancia de ello. En la actualidad lo hacen muy pocos, tan sólo nos cuentan cosas y el resto se dedica a la novela histórica. Fernando Aramburu ha dejado constancia de su época en esta novela y algo más. 
¿Me ha gustado? Sí, pero... Las doscientas primeras páginas me atraparon, estaba entusiasmada, ¡ya era hora! -me dije. La estructura de la novela perfecta, la psicología de los personajes clavada y la narrativa potente. Sin embargo a medida que pasaba páginas y capítulos, esa narrativa iba perdiendo gas. Y es que repite situaciones, va y vuelve sin añadir algo interesante, con fuerza. Esto me lleva a considerar que le sobran páginas a esta novela, más de seiscientas páginas repitiendo situaciones, sin remedio, hace que la estructura de la novela se tambalee, más cuando el autor ha elegido saltar en el tiempo en sus capítulos. Y no lo digo porque pueda descolocar al lector, que no lo hace en ningún momento ni tampoco creo que fuera la intención del autor; sino porque cuando se elige esta estructura y se salta al pasado y vuelve sobre la misma situación debe ser para meter nuevos elementos y no lo hace. 
La narrativa de Aramburu al principio es potente, pero en mí opinión he echado de menos algún párrafo descriptivo, algún toque de lirismo, ese alarde del lenguaje que en algún momento crítico de la novela hubiese venido al pelo. Los personajes los clava, son de nuestro tiempo, vascos, muy vascos. Madres matriarcas, hombres trabajadores, conflictos generacionales,  gente fuerte emocionalmente, el clásico pendón desorejado de mujer superficial, el médico enmadrado serio y formal con su punto oscuro, el calzonazos, padres proteccionistas, el pago de los hijos a ese proteccionismo, el terrorista descerebrado, el miedo, el fracaso matrimonial, la homosexualidad, el aborto, la envidia como telón de fondo, la enfermedad, el caldo de cultivo de la sociedad vasca, las aficiones vascas, el cura tiene su punto, la actuación de la Guardia Civil, las desgracias sobrevenidas... Hasta ahí perfecto. El tema central de la novela, dos amigas vascas que en su locura juvenil se habían planteado meterse a monjas, que se casan con vascos y cómo la política abertzale acaba rompiendo esa unión casi de hermanas. Verdaderamente la historia es espeluznante porque el hijo de una acaba siendo terrorista y el marido de la otra, empresario estorsionado por ETA, paga la primera vez pero la segunda no y pasa lo que pasa... Aramburu cuenta esta historia y cuanto gira alrededor de los personajes magistralmente, esto está fuera de toda duda. Pero tiene un final que a mí, sinceramente, no me encaja. No quiero desvelarlo porque esta novela es recomendable y más que recomendable. Pero sí es cierto, que cuando se llega a la fractura social por cuestiones políticas y más, con derramamiento sangre de por medio, ese final no se sostiene. 
Hay una cuestión aparte y opinión propia que quiero añadir, y es que lo que fractura entre amigos íntimos no es la política sino la envidia; es esa envidia enmascarada que como decía Dostoyevski “quién no quiere ver, en el fondo, a su mejor amigo humillado “. Diría que la política es la excusa para fracturar, para romper la relación. Porque cuando hay verdaderos sentimientos de unión, de amistad, nada ni nadie logra romper esos sentimientos. En esta novela se deja ver lo que digo. Y luego ese empeño en aferrarse a personas que humillan, que hacen daño porque sí; ese empeño en regresar a lugares donde no te quieren, es más, te odian, también se deja sentir a lo largo de esta novela. Pero claro, las raíces son las raíces. Y lo que borda magistralmente Aramburu es ese cambio cuando se inicia el abandono de la lucha armada, este punto me ha parecido muy interesante. 
Hay otra cosa con la que no estoy de acuerdo y es su versión sobre  los presos de ETA encarcelados. Durante mi período de voluntariado en un Centro Penitenciario tuve ocasión de tratar y conocer a etarras -considerados entre los presos comunes como presos políticos- y puedo decir que lo que cuenta Aramburu no es así en lo referente al trato que se les daba en la cárcel a esta gente. Aquí podría yo contar... Pero no es el momento ni el lugar. Y en este punto, precisamente porque lo he conocido, hace que la narración de Aramburu pierda en mi opinión ostensiblemente. Esto me lleva a pensar que el autor no estaba bien informado, un fallo así... Y sólo daría un motivo, es más, bastaría una palabra para decir que lo que cuenta no es así y ese único motivo si lo dijera lo comprendería todo el mundo. 

Dicho todo esto, reconozco que soy muy crítica a la hora de diseccionar una novela, no tengo remedio. También tengo que decir que esta novela la he comentado con gente con la que suelo intercambiar opiniones y gustos literarios, y en estos puntos y en otros estamos de acuerdo. Aramburu cuenta la historia sin cargar las tintas, dejando a los personajes todo el protagonismo y manejar este recurso es difícil, más, contando lo que cuenta. Pese a los contras que os he comentado, os recomiendo que si tenéis que regalar un libro por Navidad, acertaréis con Patria. 

miércoles, 1 de noviembre de 2017



QUE SE VAYAN DE UNA VEZ


 Yo no sé... A mí nadie me lo quita de la cabeza... Yo creo, me da... que a Puigdemont le han contratado y pagado por hacer el numerito, por montar el circo que ha montado... Porque este elemento, está claro, que no lo ha hecho por la causa, por la independencia; porque cuando uno encabeza una causa y cree firmemente en ella, con sentimiento, no sólo no la defiende con valor sino que va hasta el final con todas sus consecuencias. Y este elemento con toldo como flequillo, a mí nadie me lo quita de la cabeza, que le han dado el esquema a seguir y ha cobrado por ello. Esto es un suponer... 
Mariano de la Moncloa, otro personaje. Mariano domina como nadie el arte de la trinchera, se acurruca en ella y no hay quien lo saque. Yo lo comprendo porque soy también de estrategias de trinchera, me gusta la labor de trinchera; pero claro... El enemigo sigue ahí y tarde o temprano estallará la ofensiva.  Mariano desde la trinchera veía al enemigo bailando la sardana, haciendo castellers... y lo menospreciaba. Pero el enemigo lo estaba distrayendo porque el frente estaba en otra parte y Mariano sin enterarse. Y es que Mariano no es un hombre con casta, con coraje. Porque de haberlo tenido a la primera de cambio habría salido de la trinchera para convertirse en enemigo a las puertas. A mí esta táctica me encanta, eso de confiarse al enemigo para salir de la trinchera y convertirte en enemigo a las puertas dejándolo en fuera de juego... me encanta. Y eso debería haber hecho Mariano, porque no era difícil, era cuestión de inteligencia y valor, de coraje. Y lo tenía fácil porque el enemigo no pisaba firme y lo podía haber dejado en fuera de juego a la primera de cambio. 

     Yo tengo una escala de valores que aplico, a mi manera, a la condición humana. No voy a detallar el repertorio de etiquetas que aplico al personal; pero pondré algún ejemplo. Hay tipos que dan un paso impulsándose adelante para acto seguido recular, a esos tipos yo los denomino “mariconas”. Son personajes que no culminan nada, que empiezan y no rematan, gente frustrada al no poder rematar la faena. En general suelen ser hombres de paja, sin principios, que no dudarán en traicionar a los suyos para salir libres de polvo y paja. ¿A qué viene esto? ¡Ah, sí...! Puigdemont. Mariano Rajoy lo tenía muy bien para haberlo puesto contra las cuerdas, a este perfil de maricona es fácil quitarlo de en medio por la sencilla razón de que tiene miedo y es fácil vencer al enemigo cuando tiene miedo. Y que quede claro que esto no tiene nada que ver con la homosexualidad, ni tampoco lo considero un insulto. Me estoy refiriendo a un comportamiento que yo etiqueto así. También podría denominarlo como un hombre suave o con una personalidad indefinida.
Puigdemont. Sólo hay que ver el teatro que montó en Barcelona para declarar la República Catalana, una especie de sainete a lo Bienvenido Mister Marshall. Allí acudieron los payeses con tractores para asistir a un hecho histórico y se encontraron con una bufonada de primera regional. Supongo que no les faltaría un bocado de butifarra que llevarse a la boca y un sorbo de vino del Penedés para pasar el trago. Cuando ese President con peluca retrasó durante una hora la sesión del Parlament, supuse que a ese Beatle trasnochado se le había soltado el vientre ante la que se le venía encima. Por lo visto alguno debió advertirle y vio como única salida la taza del retrete, lugar de máximo alivio y reflexión en los casos de urgencia. La Forcadell actuó como una gran sacerdotisa en medio del desconcierto. A lo que voy, personajes así son fáciles de quitarlos de en medio. Pero claro para quitarlos de en medio hay que adelantarse a la jugada.
También tengo otra etiqueta... de las mías... el hombre compresa, ese que no se mueve, que no traspasa... Lambán... Con la que ha caído y está cayendo, con la razón y la justicia de nuestra parte, pues eso, los bienes de Sijena siguen en Cataluña. Yo, que creo en la causa, si  fuese el presidente Javier, estaría durmiendo en la puerta del museo hasta que me los hubiesen devuelto, o mejor, me hubiese declarado en huelga de hambre en la puerta del obispado de Lérida. Eso sería ir hasta el final, eso sería luchar sin violencia, creer en una causa y defenderla hasta extenuación.
En fin... tenemos una clase política muy miedosa, estamos en unas manos... con unos dirigentes de gaseosa. Y si los catalanes quieren declarar la República Catalana, por mí, que se vayan... Así nos tocará a más. Eso sí, que se vayan pero con muro. Porque ya veo el segundo paso, anexionarse Fraga.
       Y a mí nadie me quita de la cabeza que a Puigdemont le han dado dinero para hacer lo que ha hecho, porque Puigdemont tiene de independentista lo que yo de astronauta. Si fuera independentista y creyera en la causa, a estas horas no estaría en Bélgica.


domingo, 1 de octubre de 2017

EN LA TRASNOCHADA 
María Jesús Mayoral Roche 


Banderita Española








Soy española, no es un sentimiento. Soy española, no fue una elección. Soy española por el mero hecho de haber nacido en España y esto es algo tan incuestionable como evidente. Soy española y no es sólo un mero dato. Soy española, cuando me preguntan en el extranjero. Soy española, por tradición. Soy española, por cultura. 
Soy aragonesa, no es un sentimiento. Soy aragonesa, no fue una elección. Soy aragonesa por el mero hecho de haber nacido en Aragón, y esto es tan incuestionable como evidente. Soy aragonesa y no es un mero dato. Soy aragonesa, cuando me preguntan en España. Soy aragonesa por tradición. Soy aragonesa por cultura.
No presumo de ser nacional ni regional, no me gusta decorarme con banderas ni distintivos. Detesto los tópicos porque reconozco que en el fondo nos retratan. Me siento ciudadana del mundo y me cuesta comprender ese nacionalismo aldeano, acomplejado, que intenta hacerse con un mapa a golpe de escuadra y cartabón para expandirse, que se inventa y fantasea hechos históricos para enorgullecerse, que se colecciona personajes porque apenas tiene héroes, que se sirve del idioma para aislarse del resto del mundo… Me cuesta comprender esos regionalismos históricos e histéricos sin historia, o más bien sea que se les ha consentido todo para acallar sus protestas. Se les ha consentido demasiado, no de ahora sino de siempre. Premiar a los pueblos díscolos… es muy propio de gobernantes pusilánimes, es una forma equivocada de esquivar el golpe. Hay regiones pretenciosas… a las que yo comparo con esas pecheras condecoradas sin haber participado en ninguna guerra. Vamos a echar mano de genios, vamos a hablar de artistas, de personajes relevantes: Velázquez, Goya, Picasso, Cervantes, Sorolla, Galdós, Ortega y Gasset, Ramón y Cajal, Severo  Ochoa, Miguel Servet, Garcia Lorca, María Zambrano, Luis Buñuel, Unamuno, María Moliner, Bécquer, Mariano Benlliure, Pablo Gargallo… Salta a la vista que ninguno  de ellos nació en esa región innombrable, que por cierto también vio nacer a grandes genios de la talla de Gaudí, Dalí, Miró y algunos otros… Pero claro, no tienen la universalidad de Goya o Velázquez. Y en cuestión de historia su mayor héroe es el tamborilero del Bruch. ¿Qué quiero decir con esto? No, no es mi intención menospreciar a una región modesta en artistas y hasta en historia. Es cierto, que hubo un paréntesis histórico muy importante, que consistió en su gran aportación al sector industrial y comercial. De hecho la peseta, la que fuera nuestra moneda nacional, se la debemos a ellos. Lo que quiero decir es que la Historia de España la hizo el resto de España, los artistas los dio el resto de España… Y que dada la grandiosidad de los hechos diferenciales de los que tanto presumen, realmente se quedan cortitos en aportes culturales. Estos que presumen de lo que no tienen, salvo mucha soberbia, se sientan a pactar con el contante sobre la mesa para luego jugar a ser antidemócratas, para darse el piro. En fin… Pero esta situación la han creado estas pandillas de gobernantes incapaces, que van de políticos de pacotilla, que resuelven sobre la marcha sin visión de futuro, sin prever los peligros y ahora toda España está pendiente de un referéndum fantasma. Yo creo que las urnas las pueden poner en la puerta de una iglesia como si se tratase de una mesa petitoria para el Tercer Mundo jugando de paso al despiste, también las pueden poner en la boca de un metro o en la copa de un árbol, cualquier cosa. Todo esto me parece una locura inútil, rabiosa. Muchos españoles se sienten molestos, agraviados viendo cómo se desarrollan los acontecimientos en esa región innombrable, díscola e insolidaria. 

Yo no soy de adornarme con banderas ni colores, no soy de llevar distintivos, simplemente soy española. Soy española y para mí la bandera, mi bandera, ha sido en muchos momentos fuerza. Hay circunstancias… establecimientos oficiales, momentos de euforia en los que nuestra enseña nacional cobra su protagonismo y me parece que en esos actos espontáneos nos une más. Pero cuando uno enarbola una bandera para blandirla con rabia, para alardear de superioridad; la bandera deja de tener ese sentido de acogida, de denominador común, para convertirse en un motivo de discordia. Este fin de semana nuestra bandera española coloreará muchos balcones, y es que hemos tenido que vivir el hecho diferencial de una comunidad autónoma que quiere abandonarnos para rescatarla, para darle un sentido perdido: el de identificación. Identificarnos con nuestra bandera, con sus colores, con nuestra patria, con España.

martes, 5 de septiembre de 2017

CRÓNICA NEGRA
Por Azulenca


 Cadaqués, lugar de veraneo del independentismo catalán.
Los Telediarios… Dada mi visión socarrona de la política, reconozco que los Informativos siempre me han divertido. Sin embargo, últimamente los Telediarios… En fin… son de llorar, son una pena… Ese  Beatle trasnochado de Puigdemon, ese adalid del independentismo de segunda regional, es decir, de una región sin futuro ni presente, sin dinero ni proyecto y en medio de la zozobra… Me aburre el independentismo catalán, me da igual, estoy saturada y creo que le pasa igual al resto de España. Lo peor ha sido el final del verano, los atentados en Las Ramblas y Cambrils, esa ha sido la tragedia que no ha conseguido silenciar el proceso catalán, ni siquiera una masacre logra silenciar la política independentista. Cuando sobreviene la muerte es necesario el silencio, el dolor, el luto, la reflexión… Pero no, en Cataluña, no. Este atentado se ha manipulado para decir lo buenos que son, que no necesitan de nadie y que la culpa la tiene España o lo que es lo mismo, Madrid. El colofón a la tragedia fue una  manifestación patéticamente  política. Lo cierto es que sobraba la patochada de esa manifestación, los políticos y la manipulación, también estaba de más el Soberano, que para hacerlo de menos le colocaron a los flancos… en fin, mejor una imagen. Y más que una manifestación luctuosa fue la recreación de un dolor ausente. Y luego la alcaldesa, esa alcaldesa que detesta el turismo, que le sobra el turismo y se encuentra con lo que se encuentra y llora… Y viendo la zafiedad política, en general que nos representa, que llora sin emoción, que no sufre pero rabia y suma y sigue en más de lo mismo, me digo que la ruina de este país es su clase política.
  Dejando a un lado el atentado en Las Ramblas, el resto de noticias estivales han sido los incendios, los accidentes de tráfico, los maltratadores, las desapariciones, la mujer desaparecida con sus hijos, la supuesta secuestrada en México y luego asesinada, la pareja encontrada dentro de un coche en el fondo de un pantano… En fin, un verano con playas repletas de personal y carne tendida al sol por una parte y por otra una España negra y harta de tanta amargura. 
Voy a dejar este tema que me revuelve y lastima porque yo soy Azulenca, y Azulenca es alegre; pero quería rendir un homenaje a las víctimas, unas víctimas silenciadas, apenas nombradas, simples turistas paseando por Las Ramblas en una tarde fatídica. Descansen en Paz.
El pasado mes de junio estuve en L’Escala, Girona. Cualquier día me sacudirán algún guantazo porque no me corto un pelo y en cuanto piso territorio catalán pienso en voz alta. Nada más llegar pregunto a un amigo si habían cambiado el código de entrada a la urbanización donde tiene el apartamento, va y me dice que el nuevo código era la fecha  de la díada. Al oír aquello tiré la maleta y le pregunté con guasa: ¿Ya no había otro código mejor para poner? Sin cortarme, me pongo seria y con emoción, lanzo: ¡Visca una Catalunya grande y libre… ! La juerga en mitad de la calle se hizo sentir. Al día siguiente, viendo toda la rotulación en catalán, empiezo a leer en voz alta y con mucha retranca todos los carteles en catalán, tampoco había otra opción y añadía: A base de leer carteles en catalán voy a aprender a hablarlo. En plan hacer la puñeta me dediqué a hablar catalán allá don iba, ni os cuento la juerga y el mosqueo del personal. El colofón fue la estación de tren de Girona. Entré en una tienda a comprar un abanico que me había gustado y me dice el tendero catalán, que los abanicos eran españoles y le digo con asombro y socarronería: 
- No me lo puedo creer, abanicos españoles, aquí, qué raro… 
Y va y me suelta el comerciante: 
- Que los habían fabricado en Valencia, que los de los chinos son muy malos…
Les cuento lo sucedido a mis amigos y sabiendo como las gasto con este tema, me dicen: 
- ¿Eso le has dicho? Cualquier día la tendremos contigo, aquí esas bromas… 
No, no la tendremos porque yo me lo tomo con humor y no saben por dónde cogerme, por dónde tomarlo, no les queda claro mi comentario. Y es que el sentido del humor catalán… es… soso, inconsistente. Muchos se ríen cuando digo que son tacaños hasta para decir te amo: T’estimo -se dice en catalán. Hasta para decir te amo se quedan escasos. Hay excepciones, pero  no entienden la socarronería maña. Como suelo decirle  a un buen amigo catalán independentista a los postres: Los aragoneses somos y hemos sido expansionistas y vosotros en estos momentos sois reduccionistas y así os vais a quedar, jibarizados.
En octubre seguiremos hablando del Procés Catalá, viendo en el Telediario al Shrek de los Paisos Catalans, Junqueras; seguiremos aguantando al Beatle trasnochado de Puigdemon y a toda su pandilleta de playa y chiringuito proclamando la patochada regional. Y seguiremos oyendo España nos roba… Pero nos hemos acostumbrado a oír robar como predicado de la política nacional. Robar, estafar, comisiones, sobres… Y mientras el Elfo económico Montoro persigue a los artistas y deportistas, los políticos no rinden cuentas a nadie, nos hacen ver unas cuentas escasas, pero ya sabemos de qué van…
No sirven, no nos sirven estos políticos que eligen a los suyos para hacer de las suyas. Hemos tenido un imán de Ripoll activista, por más señas, buscado, deportado y danzando por todo el territorio nacional como si nada, coleccionándose bombonas de butano para dar mayor gloria a sus creencias, tanto es así que con sus obras se fue directo con las huríes y otras mozas del lugar. El imán… ¿pero de verdad era un imán? 
Yo soy incrédula por naturaleza y no me creo nada de lo que me cuentan ni los nacionales ni los regionales, el balance: las víctimas de las Ramblas, sus familias. El resto… una patochada, una representación falsa del dolor, de la tragedia… Los muertos se merecen respeto, luz y oraciones…



domingo, 11 de junio de 2017



MEMORIAS DE UNA MUJER SIN PIANO
María Jesús Mayoral Roche 





Esa frase de que detrás de un gran hombre hay una gran mujer... Acabo de leer "Memorias de una mujer sin piano", las vivencias de la viuda de Luis Buñuel y se puede decir que el cineasta no sale muy bien parado: lo retrata como el clásico machista que nunca habló con ella de política, ni de religión, ni del surrealismo; que no la dejó trabajar ni realizar ninguna de sus aficiones, que le decía con quien debía relacionarse y con quien no. A pesar de todo, esta mujer confiesa que fue feliz al lado de Buñuel y que estaba enamorada de él. ¿...?

En sus mismas memorias la que mejor se retrata es ella: salta a la vista que es tonta. Hay muchos ejemplos en los que apoyarse, pero basta un par para ilustrar lo que digo. Luis Miguel Dominguín le regaló unos grabados y como no le gustaban los tiró, más tarde se enteró de que eran de Goya. ¡Qué tonta! -se dice a sí misma. Cuando murió su hermana no fue capaz de tomar una solución con los  magníficos muebles de la casa que habían pertenecido a sus padres, después de deshacerse de ellos, se dijo que los podía haber embarcado y llevárselos a México. 
Lo que hubiese sido interesante de estas memorias es que Jeanne nos hubiese contado lo que le aportó vivir 50 años al lado de un cineasta de la talla de Buñuel; pero confiesa que él la dejó al margen. Me falta en estas memorias la semblanza cotidiana de un creativo en plena efervescencia de rodaje, que nos hubiese acercado con anécdotas y delicadeza a los sentimientos, pasiones y temores de un genio. Pero claro... ella misma confiesa que Luis nunca le habló del surrealismo y que ella no entendió el cine de Luis. Esta declaración me parece tremenda. Si nos confiesa que él no la dejaba desarrollar sus gustos y habilidades, si no tenía ni voz ni voto en casa y si tampoco entendió su cine, qué podía admirar ella de Luis Buñuel. 
No logro entender lo qué llevó a esta mujer a escribir sus memorias: Buñuel no sale bien parado pero ella tampoco se salva. Por qué reprocha o se queja del machismo o autoritarismo de Buñuel después de su muerte, qué sentido tiene. Por qué se declara enamorada de él y luego lo traiciona desvelando sus defectos. Por qué confiesa que fue feliz al lado de Luis para luego declarar que él la tuvo al margen de casi todo; por otra parte deja claro que lo único que quería era una mujer dedicada a él como ama de casa. Y la mejor declaración de todas es que él le decía: Jeanne eres y has sido la mujer de mi vida. Probablemente, casi seguro, Buñuel se enamoró de la bondad de esta mujer, de su sencillez y por supuesto de su sumisión.
La lectura de estas memorias me ha hecho reflexionar sobre el perfil de esta mujer. Yo no sé si fue la clásica sumisa, sometida o dependiente. Porque ser sumisa puede ser cómodo, muy cómodo, más cuando un hombre te resuelve absolutamente todo y no te ves en nada porque te lo dan  hecho. Personalmente, me da la sensación de que esta mujer tenía pocos recursos, no sabía desenvolverse, y en cualquier caso Buñuel lo disponía todo. ¿Sometida? era más bien de dejarse llevar, abulia y comodidad más que otra cosa, le faltaba carácter. Y al no ser resolutiva, por fuerza se convierte en una mujer dependiente. Por otra parte el enamoramiento, a veces, puede ser un sometimiento voluntario. ¿Y qué hubiese dicho o cómo se hubiese quedado Buñuel al leer las memorias de su Jeanne? Decepcionado, supongo.
Ser la esposa de un creativo no es fácil, más bien es complicado convivir con un genio. Un genio, un creativo necesita su tiempo, su silencio. El poder creador llega a ser tan fuerte que obliga a apartarse del mundanal ruido, aislarse, quizá por eso Buñuel reconoció que Jeanne era la mujer de su vida, nunca se rebeló contra él, no le ocasionó problemas ni le montó escenas.
Otra cosa que me descoloca de esta mujer es que no hiciera nada para entender el surrealismo. Confiesa que Buñuel sólo hablaba de arte, política y religión con sus amigos, que su círculo cultural sólo era de hombres. ¿Y no se le ocurrió a esta señora escuchar a hurtadillas? ¿Leer a escondidas? ¿Intentar sorprender a su marido con algún comentario inteligente a los postres? A veces hay que ganarse ese sitio. A medida que lees este libro te das cuenta de la simplicidad de esta mujer, hasta llego a entender que Buñuel la amase pero que no perdiera con ella su tiempo en hablar de cine, arte, política, religión... Y es que entre Buñuel y ella había un abismo cultural, lo único que hubiese podido hacer por ella era cultivarla un poco y un creador no está para esas cosas.
Al final, Jeanne explica los motivos que la llevaron a escribir sus memorias; primero porque Luis escribió las suyas, en las que por cierto ella se queja de que no hablara ni mencionara para nada a su familia y segundo porque la animaron sus hijos con el fin de dejárselas a sus nietos. Ella las publica siendo consciente de que a Luis no le hubiese gustado nada y que se hubiese opuesto a ello tajantemente. 
Por lo que he leído, creo que ésta era una mujer llena complejos y frustraciones, que Buñuel la anuló por completo y que no tuvo que esforzarse mucho para conseguirlo. Después de una vida junto al cineasta se arrepiente de haberle hecho caso, de no haber impuesto su carácter a la hora de querer realizarse como encuadernadora, profesora de gimnasia o escultora. Ella misma se declara que tenía aptitudes para la música, la escultura, la encuadernación o la gimnasia y que Buñuel se opuso a que desarrollara estas actividades. Opino que, después de haber vivido una vida no merece la pena rebelarse a destiempo cuando está todo perdido. Y está bien eso de escribir memorias, pero las de esta mujer son una traición al genio muerto y creo que alguien debería haberla asesorado a la hora de escribirlas para no quedar retratada como una tonta integral. Digamos que estas memorias son una especie de venganza, una cura contra la frustración. Existe la posibilidad de que la editorial y quien dirigió estas memorias la convencieran para contar el machismo de Buñuel, por la sencilla razón de que eso vende. Si Jeanne Rucar hubiese contado las bondades como esposo de Buñuel, probablemente, sus memorias no hubieran visto La Luz. En una ocasión, mi médico y amigo, me pidió que le asesorara y supervisara una novela autobiográfica, que de hecho está publicada. La de este hombre es una vida muy interesante, por eso me brindé a hacerlo gustosamente. De principio a fin le di mi opinión, se la razoné y él me hizo caso en todo, cambió y omitió cuanto yo le dije. Hay que ser muy cuidadoso a la hora de editar una autobiografía, más cuando hay políticas y guerras de por medio, cuando todavía quedan supervivientes. Redactar es un ejercicio sencillo, contar tu vida es fácil; pero escribirla es otra cosa.
Y ahora toca la pregunta del millón... Si Jeanne Rucar se sintió anulada, apartada de la vida del genio, ¿por qué no lo dejó? Porque si hay algo que no se soporta y puede degradar a la persona es el sometimiento, que te anulen. Supongo que la falta de carácter es lo que la incapacitó a la hora de tomar una decisión. A pesar de todo, ella se mantiene en la afirmación de que fue feliz junto a él; pero a mí me cuesta creerlo y me cuesta creerlo por una sencilla razón, porque ella no declara ni demuestra en ningún momento de su vida estar en plenitud y tiene su lógica explicación: cuando te anulan es imposible vivir en plenitud y en el caso de estarlo, es una ficción. Más todavía, cuando se toca fondo entre la ficción y la realidad el vacío puede ser rompedor. 
Cuando mi tío vio el título de este libro, me comentó:
- Cuando se estrenó Viridiana en Estados Unidos, yo estaba allí y fui a ver la película. Recuerdo que como los americanos son así, la película empezó sin título ni preámbulos, tan sólo un enorme cartel que cubría la pantalla: Buñuel. 
Pues habrá que quedarse con eso. Quiero aclarar que quizá no he sabido comprender a esta mujer porque yo no pertenezco a la cofradía del arrepentimiento o del santo reproche -que dice Sabina-. Me parece poco elegante reprochar, pedir explicaciones. Las circunstancias son como son y hay que aceptarlas, sin más. La lectura de estas memorias me suscita otra pregunta, la pregunta que debería haberle hecho la escritora que le ayudó a escribirlas y que hubiese sido un buen final. Jeanne, ¿te compensó vivir 50 años junto a Luis? Porque a mí me da la sensación de que a pesar de sentirse enamorada y feliz, el cineasta la dejó amarga.

martes, 7 de marzo de 2017


CRÓNICA IRREAL
Por Azulenca



Yo... Bueno... En fin... Visto lo que hemos visto en Palma, Caso Nóos,  sinónimo de lucro o ¿no?, los antecedentes, sus consecuencias y aunque no ha habido sorpresas; sí ha habido indignación entre la ciudadanía, como dicen ahora. Ya lo predijo el oráculo de Pontevedra, Mariano: a la Infanta le va a ir bien. Si a los españoles nos encuestaran a pie de calle sobre nuestros reyes favoritos, los reyes que más satisfacciones y alegrías nos han dado en los últimos siglos; no dudo que la inmensa mayoría respondería que los mejores reyes en nuestra historia son los reyes de la baraja, que para eso es española. Y es que con ellos lo mismo ganas, que pierdes, que cantas las cuarenta, que matas, que echas un órdago... Y sobre todo son unos reyes de bar, de alterne, de copa y puro cuando se podía y es que a los españoles nos han quitado hasta los humos. Y luego están los reyes serios, los del ajedrez, con reglas de juego y jaque mate, que es una forma muy elegante de terminar la partida. A lo que voy, los de carne y hueso...dejan mucho que desear; aunque sí nos ceñimos a la historia de alcoba son como siempre, mucha cabeza adornada y poca sesera: bien con corona o cornamenta. Bueno, hay que ser justos y salvar de esta crítica a los Reyes Católicos, Carlos III y algún otro.
En este último mes los  partidos políticos han hecho unos   congresos de  carnaval y chirigotas,   era tiempo de ello. Los chicos  de Podemos se congregaron en Vistalegre, que para eso son antitaurinos pero les gusta tirarse al ruedo. La Bescansa, la loba capitolina, se ha cansado de amamantar a sus cachorros Errejón e Iglesias y se ha distanciado de ellos, quizá para atender a su bebito que ya se irá sólo. Lo mismo lo lleva un día de estos al Congreso con un andador para que recorra el Salón de los Pasos Perdidos y lo encamine ya de paso a su futuro. Y es que la política hay que mamarla ya desde pequeño y en el Congreso. El final en Vistalegre fue apoteósico, con Cañamero, el Teniente General José Julio, el actor Pepe Viyuela. Sólo faltaba Carmen Lomana al lado de Monedero, así en plan de pareja ficción. Lo dicho, lo de Podemos en Vistalegre fue de chirigota.
Y si lo de Podemos fue de chirigota, los del P.P fue estuvieron en su línea, tipo murga. Hicieron un congreso al estilo FITUR, con mucha credencial, mucha intervención en plan buen rollito y con diapositivas de paisajes españoles y una de gambas, supongo, al final del mismo. Mariano, incombustible Rajoy, salió reforzado y aclamado sin hacer nada. El triunfo de Mariano consiste en no hacer y dejar a los suyos a su suerte y si salpica que a él no le manche. Y luego la Cospedal ha descubierto los beneficios de pedir perdón, que al parecer debe tener los mismos principios que los del aloe vera que lo cura todo; visto los buenos resultados que ha cosechado, ahora se pasa el día  pidiendo perdón a todo el mundo. Pide perdón por el Yak-42, pide perdón por  la corrupción y la veo que se encuentra bien en el papel de penitente.  ¿Y Mariquita PP, Sor Aya? A ésta le va peor, su gestión catalana hace aguas.  Lo único que ha conseguido es la foto de cuento así como de Pulgarcita  con el ogro, una foto de pareja imposible: Soraya y  Junqueras. Ella que se  las prometía felices, yo creo, quemando  a su antagonista Cospedal con el caso de Yakovlev y cargándole más trabajo. Pero Miss Feria Albacete ha podido con todo, se nota que va bien asesorada y que se rodea de gente de confianza. Porque yo a Lola no la creo capaz de salir adelante por sí misma, está claro que se ha echado un logógrafo en condiciones. Por ella misma hubiese pedido un perdón en diferido, la explicación de esta mujer tuvo su momento y se retrató en él. Defensa es un Ministerio muy particular con un engranaje muy simple. Lo fundamental para triunfar como Ministro/a de Defensa, es que el Ejército no transporte cadáveres, es decir, que no haya acciones o accidentes con consecuencias mortales. Y otra más, que se haga ver que se hace mucho, que se va reducir todo y que luego se quede todo igual. Con esto a triunfar. Los mejores Ministros de Defensa son aquellos que no se recuerdan. En el duelo Soraya Cospedal, de momento, veo que Lola se afianza y gana terreno a la peque.
Quiero mencionar a un personaje que me parece enternecedor, nuestra abuelita Carmena. Esa alcaldesa madrileña que recoge las latas del suelo por las mañanas, que hace peatonal la Gran Vía y reduce el tráfico pero no la polución. Veo que esta mujer al paso que va, convertirá la Gran Vía en la Pradera de San Isidro y la Plaza de España en un hortal con un lavadero público y tendedero. Dentro de nada los autobuses llevarán en el techo parterres con potos o huertos acolchados. Y cuando vea el recibo de eléctricas del alumbrado público, lo mismo deja Madrid a oscuras y regala linternas al personal. Carmena es mucha Manuela.
Y luego la pandilla PSOE y las primarias. No sé, siempre igual, estos meten siempre dos o tres nombres en el bombo y luego colocan a otro, un desconocido. Ni será la casta Susana, ni el Patxi de Barrio Sésamo, ni el Sanchecillo valiente... Será algún otro, uno de esos que no conoce nadie, pasa siempre. 

domingo, 26 de febrero de 2017



POR EL MAESTRAZGO  ARAGONÉS, TEMPLARIOS



El pasado jueves vino a visitarme mi amigo Fidel de Castellote, un gran conocedor del Maestrazgo, de su historia, de sus parajes, de su arte... Y me dejó la última reedición de su libro.
En la amena lectura de este libro podrás descubrir la época medieval de sus pueblos, un viaje al medievo que te invitará a pensar qué había en el saber de los Capellanes Templarios; un saber que quedó plasmado en una simbología exotérica, escondiendo así un significado ancestral del saber traído por los celtas y de oriente. Y si te decides visitar estas tierras encontrarás por tu cuenta en sus muchas ermitas el punto teúrgico y telúrico, imaginarás a los caballeros guerreando y cómo se defendieron en el recinto cerrado de Cantavieja o en el castillo atalaya de Castellote. Y te preguntarás qué había en el pensar de sus gentes que no quisieron ir contra la Orden del Temple, por lo que el rey de Aragón Jaime II tuvo que traer tropas de otros lugares para lograr su capitulación, para al final ser deportados. Y si te sientes con deseos de descubrir su lado más espiritual, podrás leer alguno de sus rituales e incluso recrearlo. Este librito es una guía para bucear en la historia medieval donde además podrás descubrir los Albores del Temple entre los años 1.111 y 1.118.
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Podrás adquirir el libro en la Librería Albareda (Zaragoza) o en los centros de Turismo de Castellote y La Iglesuela del Cid. Precio 10 €. O contra reembolso (+2€ gastos de envío) dirigiéndose al autor F.Alejo Puig. C/San Roque-9 Castellote (Teruel) 44560.

sábado, 4 de febrero de 2017


                          
EL ARTE DE NO AMAR


Galería de Arte Moderno (Palermo)
Los padres debemos aprender de los hijos y en ello estoy. Hace un mes mantuve con mi hija menor una conversación durísima. Los padres, también es cierto, sentimos mayor debilidad por los hijos imbéciles y ésta me  da auténticos quebraderos de cabeza: no hay forma de centrarla. No triunfó mi plan de emparejarla con el hijo de una amiga y la veo dando tumbos en la vida, y como es tonta, presiento que caerá en manos de algún desaprensivo. Me preocupa, me quita el sueño. El caso es que una tarde llegó a casa muy cabreada y me contestó mal, amarga. Esto es algo que no consiento, por otra parte me pareció extraño, ella suele estar de buen humor. Le pregunté directamente:
            - ¿Te ha dado plantón tu adorador de turno? -le dejé caer.
          - Le he llamado para quedar el sábado y me ha contestado que había quedado ya con sus amigotes para ver el derbi Real Madrid-Barça -contestó rabiosa.
            - A algunos hombres les apasiona más el balompié que una mujer, cuestión de prioridades -le respondí con ironía y ella estalló a continuación.
             - ¡Estoy harta! Los fines de semana siempre me pone excusas y se va con los amigos.
               Yo me callé y me la eché al bolsillo, es tonta sin remedio, dije entre mí. Sin dejar el tema continué:
                 - En mi vida he cogido el teléfono para llamar a un hombre, ni siquiera con una buena excusa -apostillé con calma. 
                 - Mamá, me estás hablando de la prehistoria, las cosas han cambiado y eso ahora da igual.
                Con parsimonia le hice reflexionar, pues de eso se trataba.
                  - Nunca me molesté en llamar a ninguno, ni a pedir números de teléfonos, ni a incomodar a deshora. Tampoco sufrí ni padecí por ninguno de ellos; si no me llamaban tampoco perdía el tiempo. Si tu adorador prefiere salir con los amigos, está claro que tú no le interesas demasiado. No os entiendo a las jóvenes de hoy en día. Cuando yo tenía tu edad quedaba con mis amigas y nos contábamos fascinadas y enamoradas nuestros primeros encuentros, las citas con nuestros galanes; eran hombres que nos hacían soñar, que nos ponían el mundo a los pies. Por el contrario, tú y tus amigas habláis únicamente de las putadas que os hacen y encima volvéis a quedar con ellos para que os sigan toreando. No lo entiendo. Y te digo en serio: un capullo nunca te sorprenderá, más bien te dejará amarga. Un hombre es otra cosa, al menos en mi escala de valores.
                  Sabía que mi discurso le estaba dañando y que iba a saltar. Con el rostro crispado y una mirada iracunda, me respondió:
                 - No te gustan mis amigos ni mis novietes, no hago nada bien, siempre estás tras mis pasos. Este chico me gusta, me llama con frecuencia, viene a buscarme y me llena, estoy bien con él, me divierte. Lo que pasa es que los amigos le tiran muchísimo, le pueden. Inmadurez.
                  Sin inmutarme seguí a lo mío:
                  -No estoy tras tus pasos, más bien me preocupas. Tus amigos ni me gustan ni me disgustan. ¿Acaso crees que me gustan los maridos de tus hermanas? Hombres que apestan a colonia, con un abdomen a cuadros y una cabeza exenta de contenido. Es lo que hay, lo admito. También admito que cualquier día de estos vendrá alguna de ellas a contarme que se separa. Pero ellos en su día las enamoraron, yo las veía felices, radiantes... Pero a ti te veo amargada y te rodeas de... no sé. ¿Tan mal está el panorama? En cuestión de hombres hay que saberse rodear de los que dan la talla. No sólo en lo sentimental, también en cuestión de amigos, incluso en el plano laboral. ¿Y tú...? No sé... es gente mediocre  con la que tratas. Un mediocre no aporta nada, es una carga, no toma iniciativas, no es divertido, no tiene personalidad, no es generoso...¿Qué ves en un tipo ramplón? Es cierto que abundan, pero ellos solos se apartan cuando se dan cuenta de que no están a tu altura. Y es que en el fondo son tipos acomplejados, afeminados, infantiles, donjuanes inmaduros que no se atreven con una mujer que les supera.
                 Al oír mis palabras y el énfasis que puse en lo de amargada, se hundió en el sillón. Yo me senté frente a ella y escuché sus quejas, se retorcía de rabia
              - ¡No hago nada bien y me rodeo de lo peor!  Me aburres con tus sermones rancios y desfasados, mamá. El romanticismo no se lleva, la vida hoy en día es otra cosa. ¡Tú y tus ñoñas historias de amor! Respeta mi vida, mis elecciones. No me pongas en el camino a los hijitos de tus amigas para no extraviarme. ¡Quiero ser libre, elegir mi destino! Quiero aprender de mis fracasos.
           La interrumpí, era el momento de estrellarla contra la realidad, noté que la soberbia se apoderaba de mí y le dije altiva:
              - Sí, yo y mis rancios sermones, mis ñoñas historias de amor. Pues sepas que el día que un hombre te diga que te quiere y que lo único que desea es estar a tu lado, que se conforma sólo con eso, ese día serás una mujer completa. Y tal vez te lo diga con deseo, llorando, suplicando, temblando; pero te lo dirá exento de orgullo, desesperado porque no está dispuesto a perderte. Pues ese día té habrás realizado como mujer, te sentirás en plenitud. ¿Y sabes otra cosa? Una mujer no debería morirse sin vivir una situación como la que te cuento, que es la de sentirse amada, deseada: ver a un hombre encendido de amor por ella. Y está encendido porque tú le has hecho vibrar, ¿entiendes? Muchas y muchos se van de este mundo sin vivir un momento así, por eso hay tanta y tanto amargado circulando por ahí, gente resentida. Hay una cosa llamada pasión y hay que vivirla, vivirla en plenitud. Y desde luego, está claro que ese momento de gloria no te lo dará un hombre que prefiere el fútbol y los amigotes a estar contigo, más, en los comienzos de una relación. Yo sólo aspiro y deseo para ti un hombre que te quiera, hija mía.
             Se levantó del sillón como un rayo y me soltó con rabia:
            - ¡Eres una tocapelotas!
 Estaba ya para salir como una bala del salón cuando oyó mis palabras:
              - ¡Por cierto....!
             Siempre que las pronuncio cunde el pánico, el espanto, tiemblan los pilares de mi casa; estas palabras anuncian un cataclismo y lo saben. Paralizada frente a la puerta y de espaldas, escuchó mi pregunta:
               - ¿Le has preguntado a tu adorador si está casado?
              Se volvió encendida de rabia y me espetó:
               - ¿Has investigado su vida, te has molestado en indagar sobre él?
                Le respondí con flema:
               - No, no es necesario molestarse en ello. Es cuestión de sentido común. Sólo queda contigo en días laborables y horas de oficina: cañas, tapas, café y algún gintonic suelto... Un hombre en condiciones, un conquistador nato, se estrena por todo lo alto y te invita a cenar. Si tu galán te da puerta los fines de semana, es por algo... Si no está casado... puede que tenga otra más formal para los fines de semana. Como puedes comprobar soy una romántica con los pies en la tierra, estoy en la realidad. Hay una cosa llamada sentido común y a ti te falta, por eso me preocupas tanto, hija mía. No sufras ni pierdas el tiempo por un tipo así de simple, raquítico.
                - Eres cruel. No sé cómo te aguanta papá, por tu posición, supongo.
                Me levanté y con cinismo le respondí:
               - Me aguanta porque está enamorado de mí; condición indispensable para aguantarme, desde luego. Tienes razón. Sólo él me entiende, comprende y me da cuanto necesito; pero para que eso sea así cultivo mi carácter, que por cierto es lo que más le subyuga: conmigo se muere de miedo y cuando no, de risa. Lo mismo segrega endorfinas que suelta adrenalina, ya ves...
                 Lo que debía haber sido una conversación de madre a hija acabó en una conversación de mujer a mujer: mal hecho por mi parte. Sí, perdí los papeles y terminó todo en una escena digna de una película de Almodóvar; una de esas escenas de mujeres que el cineasta monta tan bien. Ahora nos hemos convertido, mi hija y yo, en antagonistas y como sé que el sentido común no le funciona, se vengará de mí. Ahora me toca esperar que se ponga a salir con un extracomunitario o como poco con un perroflauta. Pero quizá tenga razón ella y sea mejor que aprenda de sus propios fracasos. Pero se está metiendo en años y sigue siendo un pendón desorejado, me da miedo dejarla a su suerte.
              Le comenté a mi marido el episodio y sacudió la cabeza preocupado. Él me da la razón pero me critica el método, me dice que me sale el ramalazo de aristocrática soberbia cuando no consigo lo que quiero.
             -   Kiketa, eres aristócrata en el sentido etimológico de la palabra, la mejor; sabes ser muy persuasiva y te funciona casi siempre, pero cuando te falla se te saltan los parámetros. A mí no me quedó otro remedio y tuve que ser fulminante en mi conquista, me la jugué contigo y tienes razón en cuanto dices. Como volabas y vuelas, decidí agarrarte del tobillo en pleno despegue: no estaba dispuesto a perderte. No tenía nada que perder y todo a ganar, estaba loco por ti y aún me dura. Pero nuestra hija tiene otra visión de las cosas y por mucho que te empeñes... Hablaré con ella y le centraré las ideas, al menos por una temporada. Con esta pequeña nuestra nos toca aprender y hacerla fuerte para que afronte los golpes de la vida. Nuestro gran error con ella... ha sido solucionarle todo. 
              Este fue el discurso de mi marido y tiene razón, sé que le pondrá las pilas a nuestra hija: algo que hace divinamente, con elegancia, como a mí me gusta. De vez en cuando también me las pone a mí y lo hace tan bien, que me deja como una gata muerta...