CRÓNICA NEGRA
Por Azulenca
Cadaqués, lugar de veraneo del independentismo catalán. |
Dejando a un lado el atentado en Las Ramblas, el resto de noticias estivales han sido los incendios, los accidentes de tráfico, los maltratadores, las desapariciones, la mujer desaparecida con sus hijos, la supuesta secuestrada en México y luego asesinada, la pareja encontrada dentro de un coche en el fondo de un pantano… En fin, un verano con playas repletas de personal y carne tendida al sol por una parte y por otra una España negra y harta de tanta amargura.
Voy a dejar este tema que me revuelve y lastima porque yo soy Azulenca, y Azulenca es alegre; pero quería rendir un homenaje a las víctimas, unas víctimas silenciadas, apenas nombradas, simples turistas paseando por Las Ramblas en una tarde fatídica. Descansen en Paz.
El pasado mes de junio estuve en L’Escala, Girona. Cualquier día me sacudirán algún guantazo porque no me corto un pelo y en cuanto piso territorio catalán pienso en voz alta. Nada más llegar pregunto a un amigo si habían cambiado el código de entrada a la urbanización donde tiene el apartamento, va y me dice que el nuevo código era la fecha de la díada. Al oír aquello tiré la maleta y le pregunté con guasa: ¿Ya no había otro código mejor para poner? Sin cortarme, me pongo seria y con emoción, lanzo: ¡Visca una Catalunya grande y libre… ! La juerga en mitad de la calle se hizo sentir. Al día siguiente, viendo toda la rotulación en catalán, empiezo a leer en voz alta y con mucha retranca todos los carteles en catalán, tampoco había otra opción y añadía: A base de leer carteles en catalán voy a aprender a hablarlo. En plan hacer la puñeta me dediqué a hablar catalán allá don iba, ni os cuento la juerga y el mosqueo del personal. El colofón fue la estación de tren de Girona. Entré en una tienda a comprar un abanico que me había gustado y me dice el tendero catalán, que los abanicos eran españoles y le digo con asombro y socarronería:
- No me lo puedo creer, abanicos españoles, aquí, qué raro…
Y va y me suelta el comerciante:
- Que los habían fabricado en Valencia, que los de los chinos son muy malos…
Les cuento lo sucedido a mis amigos y sabiendo como las gasto con este tema, me dicen:
- ¿Eso le has dicho? Cualquier día la tendremos contigo, aquí esas bromas…
No, no la tendremos porque yo me lo tomo con humor y no saben por dónde cogerme, por dónde tomarlo, no les queda claro mi comentario. Y es que el sentido del humor catalán… es… soso, inconsistente. Muchos se ríen cuando digo que son tacaños hasta para decir te amo: T’estimo -se dice en catalán. Hasta para decir te amo se quedan escasos. Hay excepciones, pero no entienden la socarronería maña. Como suelo decirle a un buen amigo catalán independentista a los postres: Los aragoneses somos y hemos sido expansionistas y vosotros en estos momentos sois reduccionistas y así os vais a quedar, jibarizados.
En octubre seguiremos hablando del Procés Catalá, viendo en el Telediario al Shrek de los Paisos Catalans, Junqueras; seguiremos aguantando al Beatle trasnochado de Puigdemon y a toda su pandilleta de playa y chiringuito proclamando la patochada regional. Y seguiremos oyendo España nos roba… Pero nos hemos acostumbrado a oír robar como predicado de la política nacional. Robar, estafar, comisiones, sobres… Y mientras el Elfo económico Montoro persigue a los artistas y deportistas, los políticos no rinden cuentas a nadie, nos hacen ver unas cuentas escasas, pero ya sabemos de qué van…
No sirven, no nos sirven estos políticos que eligen a los suyos para hacer de las suyas. Hemos tenido un imán de Ripoll activista, por más señas, buscado, deportado y danzando por todo el territorio nacional como si nada, coleccionándose bombonas de butano para dar mayor gloria a sus creencias, tanto es así que con sus obras se fue directo con las huríes y otras mozas del lugar. El imán… ¿pero de verdad era un imán?
Yo soy incrédula por naturaleza y no me creo nada de lo que me cuentan ni los nacionales ni los regionales, el balance: las víctimas de las Ramblas, sus familias. El resto… una patochada, una representación falsa del dolor, de la tragedia… Los muertos se merecen respeto, luz y oraciones…
Los catalanes... la cagan hasta poniendo el Belén. Esas son sus gracias, una figurita...
ResponderEliminarLo que han prosperado algunos de los veranean en Cadaqués, gracias al independentismo catalán viven como viven, esos políticos se han convertido en la cutre burguesía Cataluña, que como tú dices les pega más el chiringuito de la playa.
ResponderEliminarI.T