miércoles, 16 de enero de 2013

VERDE AGUA
Por María Jesús Mayoral Roche



Marisa Madieri
Verde agua

Posfacio de Claudio Magris
Traducción de Valeria Bergalli
Paisajes narrados, 2
ISBN: 84-9558-02-5
Primera edición: 2000
Séptima reimpresión: 2012
Páginas: 203
Precio con IVA: 14€
 






Lampedusa decía que todos deberíamos dejar escrito un diario, nuestra biografía vital. Ciertamente esto sería una fuente fidedigna de información para las generaciones venideras. Pero dejar una vida por escrito puede ser mucho más que una crónica de lo que se ha vivido, sobre todo cuando una escritora de oficio decide volcar su vida en la página en blanco dispuesta a desvelar sus sentimientos más hondos, sus debilidades más escondidas, su relación con la familia, con el entorno y hasta con los objetos. ¿Y todo esto qué es en el fondo? Pues es la vida de siempre, la vida que tenemos todos; una vida contada desde una perspectiva distinta que nos aporta datos, vivencias, sensaciones. Esas sensaciones cotidianas que pasan desapercibidas y que sólo cuando nos las cuentan somos conscientes de ellas. En mi opinión este es el verdadero oficio del escritor: mostrar a los demás desde el ejercicio de la escritura lo que no se ve, lo que otros no ven o no se atreven a ver.
Marisa Madieri en su obra Verde Agua nos cuenta su experiencia de vida. Una vida que se desenvuelve en el éxodo de los italianos de Fiume, ciudad que en 1947 pasó a Croacia, dentro de antigua Yugoslavia. Rescatar recuerdos en el tiempo para recomponerlos es todo un ejercicio, no sólo de memoria sino también de buena escritura. Pasada ya casi la vida –que en su caso fue corta-, esta escritora se decide a dejar por escrito su pasado; y lo hace tan serenamente que apenas parecen que sean recuerdos, sino un presente más bien recobrado. Marisa Madieri demuestra en “Verde agua” ser una maestra en este tipo de literatura intimista con calado: apenas dice nada y no te deja indiferente.
La profundidad del tiempo es una reciente conquista mía. En el silencio de la casa, cuando durante la mañana me quedo sola, reencuentro la felicidad de pensar, de recorrer el pasado adelante y atrás, de escuchar el fluir del presente. Es algo que pocas veces me había pasado antes. Después de una infancia satisfecha y sin problemas inmediatos, una adolescencia pobre e introvertida y una juventud empecinada, he llegado a una madurez en la que las cosas y los acontecimientos parecen tener un ritmo más lento, que permite la reflexión.
El colofón a esta obra de Marisa Madieri lo pone el escritor Claudio Magris; un bello homenaje a la escritora donde explica y analiza “Verde agua” con la serenidad y la sensibilidad del escritor y la admiración del esposo.
Por razones que se intuyen fácilmente, para mí ha sido muy difícil escribir este posfacio. ¿Cómo hablar de una persona que ha escrito libros de rara intensidad y que es también la compañera de la vida, la figura del amor y de la existencia compartida, cuya desaparición ha mutilado mi vida y que sigue presente en las cosas y en las horas?
“Verde agua” es un librito editado por “editorial minúscula” que va ya por la octava edición. En estos tiempos en los que la cultura es un erial, se agradece que la buena literatura recupere su puesto. Aprovecho para decir que esta editorial publica libros cumpliendo todos los requisitos: buena encuadernación, buena traducción y mejor contenido.

3 comentarios:

  1. Seguro que merece la pena leerla, sabiendo como escoges las novelas no dudo que sea un buen libro.

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  2. Es el testimonio de un tema que se ha tocado muy poco en Italia y que la autora lo cuenta desde el sentimiento y el recuerdo, sin caer en la política.

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  3. Lo tendré en cuenta, la verdad es que a veces no se sabe elegir un buen libro, agradezco tu información, porque seguro que aciertas en la elección . Un saludo. A.E.X.

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