Recordando a Albert Camus, Combat
María Jesús Mayoral Roche
Tengo que
aclarar que me tocó vivir aquella época en la que los existencialistas estaban
de moda. Leer El Extranjero con dieciocho años -con los dieciocho años de hace
treinta y cuatro- era una temeridad a los ojos de algunos profesores. No
teníamos edad -eso nos decían. Pero el mayor peligro de aquella lectura era
entenderla; comprenderla suponía una sacudida mental, suponía el descubrimiento
existencial y su carga. Y descubrir la existencia en la edad de la inmortalidad
creaba malestar, era como un revulsivo. Sin embargo si le pidiésemos la opinión
de esta novela a un joven de nuestros días, quizá nos sentiríamos extrañados de
su respuesta. Porque el perfil de un asesino como Meursault, el protagonista de
una novela de hace setenta años, es totalmente actual.
Si tuviera que
elegir entre toda la obra de Camus me quedaría con “El hombre rebelde” y “El
primer hombre”, con sus reflexiones; esas reflexiones que a veces me han dejado
paralizada, que me impiden seguir adelante en la lectura porque me obligan
pensar. Y es que Camus más que hábil a la hora de analizar o argumentar es
contundente, y lo hace con el peso de una verdad desnuda: ésta es su fuerza. Estamos
hablando de literatura comprometida y en esto Camus ha sido uno de sus máximos
exponentes, y lo es porque además de su compromiso tenía algo más, autoridad
moral. Hubo otros escritores comprometidos; pero sin coherencia, vendidos a la
moda del momento y sobre todo a sus mentiras.
Hoy en día estamos faltos de pensadores,
analistas y periodistas comprometidos. Pero la triste realidad me lleva a decir
que nadie les haría sitio en la sociedad actual, donde escritores y periodistas
se venden al mejor postor; donde los pensadores han quedado reducidos a
analizar y enjuiciar conductas. Ninguno de estos se atreven a levantar el dedo
acusador, ninguno se atreve a señalar: quieren llenarse los bolsillos y eso
sólo consigue siendo políticamente correcto. Pero esto tampoco es una novedad. Moral
y Política de Albert Camus es una recopilación de los artículos que escribió para
el periódico Combat, un testimonio de los años críticos de la vida pública
francesa (1944-1949). En este punto diré que la historia parece complacerse en
repetirse de nuevo. Esto decía Camus en su artículo “Crítica de la nueva prensa”:
Sabíamos por experiencia que la prensa de
preguerra había perdido sus principios y su moral. El afán de dinero y la
indiferencia por las cosas nobles había actuado al mismo tiempo para dar a
Francia una prensa que, con raras excepciones, no tenía otro propósito que
acrecentar el poder de algunos, ni otro efecto que envilecer la moral de todos.
No le fue, pues difícil a esta prensa convertirse desde 1940 a 1944 en la
vergüenza de este país.
En su artículo “El
no creyente y los cristianos”, decía así:
Hay en primer lugar, un fariseísmo laico al
cual trataré de no ceder. Llamo fariseo laico a quien finge creer que el
cristianismo es cosa fácil y aparenta exigir del cristiano, en nombre de un
cristianismo visto desde afuera, más de lo que se exige a sí mismo. Creo
efectivamente, que el cristianismo tiene muchas obligaciones, pero no
corresponde a quien las rechaza recordárselas al que las acepta.
Han pasado casi
setenta años desde que Camus escribiera esto, y me pregunto leyendo estos
párrafos, cuánto hemos avanzado desde entonces. ¿Nada? Sin embargo Camus tuvo
su espacio en su tiempo; si le hubiese tocado vivir ahora me pregunto también
si le hubiesen dejado ocupar una tribuna o más bien habría sucumbido bajo la
globalización: ese azote que reduce pensamientos y devora pensadores.
No he leído la obra de Camus, pero en relación con su faceta de periodista, que tu comentas, posiblemente si le hubiera tocado vivir en esta época, sí habría sucumbido a los "encantos" de la prensa fácil, digamos que por exigencias del guión, en este caso porque o vendes periódicos o te apartan de la profesión, cuanto más sensacionalista es un periódico más aceptación tiene. Por desgracia, aquí en España, los periodistas están sustituyendo a los jueces y ya no sólo dan la noticia sino que con sus opiniones tratan de infundirte amor / odio a aquel o aquello que ellos pretenden que ames u odies, pero siempre buscando el extremo, no hay término medio.
ResponderEliminarEn este pais los buenos pensadores no tienen lugar, tienes razon.Hoy en dia si expresas tu opinion poniendo en entredicho al sistema te señalan con el dedo, un pais se supone democrata.Felicidades Maria Jesus
ResponderEliminarCada vez que leo este artículo mas me
ResponderEliminardice.
Es totalmente valido para nosotros hoy.
Felicidades M.Jesus
Camus es un escritor de peso, según mi clasificación particular. Cuanto dice y cómo lo dice, impacta. Incluso ahora. Ignoro si la gente joven sentirá lo mismo. Aunque me temo que Camus no entrará en sus gustos.
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