EN LA TRASNOCHADA
María Jesús Mayoral Roche
Palazzo Branciforte
No sé si algún día terminaré
de visitar y conocer todos los palacios de Palermo. Cada año descubro uno nuevo;
bien porque ha estado cerrado durante años, bien porque ha sido recientemente
restaurado o bien porque lo han abierto con motivo de alguna exposición. El
pasado año visité el Palazzo Branciforte, una joya del siglo XVI. Este palacio
pertenece a la Fondazione Sicilia, antes Fondazione Banco di Sicilia. Recuerdo
que hice la visita un sábado por la mañana, llegué a primera hora, quiero decir
sobre las diez y media. En la entrada me advirtieron que la visita al palacio
era de pago y además guiada. Pregunté las frecuencias de los grupos y si
tendría que esperar mucho tiempo. En Sicilia nunca se sabe si la visita va a
ser para una o para quince personas, a esto hay que añadir que la imprecisión
es una característica de la isla. Mi pregunta tuvo respuesta inmediata: en
cuanto pagara la entrada daría comienzo la visita. En un principio pensé que la
visita iba a ser para mi sola, en Sicilia es frecuente ver museos y palacios en
compañía del guía; pero la guía llegó y le avisaron que había otras dos
visitantes más esperando. Muy amablemente se presentó y empezó la explicación
en italiano. Se me hizo raro que no preguntara si había algún problema con el
idioma, lo cierto es que dio por supuesto que las tres éramos italianas.
El Palazzo Branciforte
tiene un espacio museístico importante, una gran biblioteca, la escuela de cocina dedicada al gambón rojo,
la parte perteneciente al Monte de Piedad de Santa Rosalía y un restaurante de
lujo. La guía comenzó explayándose con el estilo arquitectónico del palacio, de
las ampliaciones del mismo con el paso de los siglos y de los sucesivos
moradores. Branciforte significa “brazo fuerte” y de ahí la representación de
esta característica en el escudo heráldico. Los italianos son muy dados a poner
títulos, a intitularse y hacerse reconocer ante los demás a la primera de
cambio. La guía explicaba animadamente las sucesivas ampliaciones del palacio
llevándonos de un lado a otro del patio central. Una de las señoras que seguía
atentamente las indicaciones, en un cierto momento creyó conveniente presentar
a su amiga aclarándonos que era alemana y una eminente profesora de
universidad. La joven guía no se dejó impactar y la alemana que hablaba el
italiano a duras penas y con un acento tedesco (alemán en italiano) brutal,
bajó la cabeza y siguió atenta las explicaciones.
El palacio era una
maravilla, la restauración perfecta y todo iba bien. Pero cuál no sería mi
estupor cuando llegados a un momento de la visita y de la historia siciliana,
concretamente al de la dominación aragonesa, la guía se permite la
licencia de hacer referencia a la corona catalano-aragonesa. Me quedé muerta al
oír aquello, una siciliana hablando de la corona catalano-aragonesa. Por
supuesto en cuanto terminó aquel paréntesis de la historia, la paré en seco y
le pregunté en italiano, con mucha ironía: ¿Esto de la corona
catalano-aragonesa se estudia aquí así, quiero decir que si en los libros de
historia viene denominada así? La joven negó con la cabeza y me miró de
refilón. La profesora alemana me miró sorprendida. Entonces me descubrí ante
las tres y les dije que era española y aragonesa. La guía me contestó que lo
había notado en mi acento y empezó a hablarme en español, me dijo que había
estudiado y vivido en Barcelona. Yo seguí hablando en italiano, pues quería que
la profesora alemana y la otra, que también lo era en una ciudad del Véneto, se
enteraran de lo que está pasando con la apropiación por parte de los catalanes
de una corona que no les corresponde. Y dicho sea de paso poner a la guía en su
sitio. Tal fue el ramalazo de soberbia que me dio, que la alemana y la italiana
permanecieron atentas a cuanto decía y a la guía no le quedó otro remedio que
callarse y pasar a otro tema. No era para menos, pues le dije que la corona
catalano-aragonesa no había existido nunca, que Cataluña nunca había sido un
reino y que la única corona conocida y reconocida en la historia es la Corona
de Aragón. Le recomendé a la joven, que fuera de la historia todo lo demás es
política y que la política es mejor apartarla; que los acontecimientos
históricos no se pueden sacar de contexto. Al final para que quedara claro,
apostillé que la corona catalano-aragonesa es una invención catalana de última
hora y que salvo ellos nadie la reconoce. A la guía no le agradaron mis
palabras, mejor dicho, no le agradó que diese la explicación en italiano. Ella
quiso llevarme a su terreno hablándome en español, sabía o esperaba que yo
siguiese la conversación sobre la corona catalano-aragonesa en español para que
todo quedara entre nosotras; pero claro, echarle en cara -ante dos profesoras
de universidad, dos autoridades- esa parte de la historia mal contada por su
parte, le hirió.
Aquella situación un
tanto tensa me propuse mejorarla a la primera de cambio. Yo me imaginé que a la
guía alguien le había comido el tarro en Barcelona con el tema de su corona
inventada o fantasma. Claro que soltar a sabiendas una paletada semejante ante
gente que no conoce esa parte de la historia, pues cuela; sin embargo soltarla
ante gente que ha estudiado historia, te deja como una incompetente. Llegados a
un punto de la visita, en mi opinión el más impresionante e interesante, dejé
caer uno de esos comentarios que dichos a tiempo te salvan o te encumbran.
Estábamos en las salas del Monte de Piedad de Santa Rosalía. Un gran laberinto
de madera con escaleras, estantes, anaqueles y estrechos pasillos. Fue entonces
cuando dije: Este lugar me recuerda Las Cárceles de Piranesi. Fue entonces
cuando la alemana se quedó un tanto maravillada y dijo: Es cierto. Y siguió
maravillándose del lugar mirándome con agradecimiento por haberle desvelado la
fascinación del lugar. La guía me dio la razón con fastidio.
Después de dejar escrita
en esta trasnochada, lo que yo llamaría una anécdota; no dejo de reconocer y
confesar mi ramalazo de soberbia. Y es que no me puedo contener ante la
brutalidad de estos tiempos que politizan todo, llegando a desvirtuar los hechos
históricos, sirviéndose para ello de la ignorancia social imperante.
Os dejo un vídeo completo sobre la restauración de este precioso e importante palacio. Fue el propio Presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, el encargado de inaugurarlo antes de abrirlo al público.
Desde luego Italia está plagada de arte y edificios preciosos, en España, por supuesto no la comparo con Italia, también ha habido cosas de valor, pero unas veces por dejadez otras por desconocimiento o barbarie de extraños o de los propios españoles, el caso es que se conserva poco y no siempre en buen estado. En cuanto a la Corona catalano-aragonesa cada vez me asquea más el tema y lo malo del caso es que, como en las novelas por capítulos, esto continuará porque los catalanes se han propuesto, no sólo conseguir la independencia, sino adjudicarse todos los valores y méritos que han sido patrimonio exclusivo de Aragón, hiciste bien en rebatirle a la guía el tema de la Corona, aunque no la convencieras, siempre le quedará la duda.
ResponderEliminarMi querida y respetada amiga.
ResponderEliminarLo tuyo no fue soberbia. Fue justicia.
Reacción justa ante una muestra más de tanta tontera como sopla por todas partes.
Demostraste tener un "brazo fuerte".
Yo tampoco veo la soberbia. Quizá lo digas por las formas. Pero aún así es más que merecido. También opino que la guía quizá no se creyera lo que dijiste. Aún así con un poco que investigue lo verá claro. Me hubiera gustado que tus acompañantes, que además eran cualificadas, te hubieran apoyado.
ResponderEliminarMe parece fantástico que seas capaz de expresarte en italiano con tantísima soltura.
Bravo.
Vladimira
Lo de la guía... Yo creo que la guía tuvo alguna mala influencia en Barcelona, bien una amiga o algún noviete. Lo dijo convencida, pero quizá no esperaba réplica. En cuanto a las dos acompañantes hay que detallar. La italiana estaba muy interesada en mostrar a la alemana todo Palermo, iba acelerada. Digamos que es la clásica profesora de universidad que quiere quedar muy bien con su colega alemana. Quién sabe la intención de tanto interés; quizá una invitación a Alemania, quizá la alemana hubiera sido en alguna ocasión anterior la anfitriona en su país, quizá algún trabajo en común... Ya digo, la profesora esta pendiente y dependiente de la alemana. Por su parte la alemana estaba pendiente de mis palabras y de mis preguntas, pues yo le iba preguntando a la guía sobre el palacio y las obras que había expuestas allí. Decir también que en este punto la guía respondió y que la metedura de pata fue lo de la corona catalano-aragonesa.
ResponderEliminarLas dos profesoras no podían apoyarme mucho, quizá en ese punto no estuviesen demasiado puestas como para hacer una defensa. Por otra parte yo allí era extranjera, española. Es más, eso de que los españoles hayamos dominado tanto... en el Reino de las Dos Sicilias, pues no les parece bien a los italianos. La historia es la historia, pero algunas veces prefieren obviar ciertos temas. Pero yo sólo pretendía dejar claro la manipulación política que se está haciendo de la historia y te puedo decir que las dos la entendieron. La profesora del Véneto era especial, era de esas mujeres que a la primera de cambio sueltan los títulos. Yo le pregunté si era de Sicilia y se sintió un tanto ofendida, puedes creerme. Muy orgullosa me dijo que era del Véneto. Ciertamente estos italianos del norte son así en el sur. Me di cuenta que esta señora no tenía acento del sur, pero la gente culta siciliana no tiene un marcado acento del sur. Por otra parte ella conocía muy bien Palermo y se desplazaba en coche por la ciudad y este dato me despistó. Pero la que se lo pasó bien y disfrutó de lo lindo fue la alemana.
Perdona. Entendí que las visitantes entendían de historia. Sin embargo tú no lo dices en el relato.
EliminarJa ja! Es verdad que la alemana tuvo que pasarlo bien. Claramente fue más entretenido y ameno e interesante de lo que ella esperaba.
Vladimira
Lo pasó bien porque el lugar y la relación que se entabló era interesante, porque yo le iba preguntando a la guía e intercambiando opiniones sobre algunos pintores sicilianos contemporáneos. Pero yo creo que lo que más admiran y hasta nos envidian los alemanes a italianos y españoles es nuestra meridionalidad.
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