lunes, 14 de septiembre de 2015

 
Un novio para mi hija
 

Museo Internacional de las Marionetas Antonio Pasqualino (Palermo)


   Siempre se ha dicho que detrás de un gran hombre hay una gran mujer. Detrás de un gran hombre, por lo general, hay una mujer idiota que obedece a dos perfiles: uno, la que le recuerda a cualquier hora del día lo inútil que es y otra, todavía más idiota, que deja su carrera para impulsar la del esposo y quedarse en casa con los hijos. Este último tipo de mujer es la que más posibilidades tiene con el paso del tiempo a que el marido, en el ecuador de la andropausia, la abandone por una jovencita.
   Por los tontos siempre se siente debilidad, pasa sobre todo con los hijos. A mí me preocupa enormemente mi hija pequeña, la veo tan tonta… Y además es tan guapa… que es un peligro. De hecho un famoso escritor cuando conocía a una bella señora, rogaba mentalmente que fuera tonta. Mujer guapa y tonta es la combinación perfecta para cualquier hombre, son las más cotizadas. Y es que una tonta, en principio, parece fácil de manejar y de dirigir. Nada más lejos de la realidad: la tonta hace tontear y luego se posiciona: se rebela, le da por llorar o por castrar. Por supuesto esto también es reversible con los hombres necios: con un tonto nunca se puede y al final el listo se ve obligado a idiotizarse. Vivimos tiempos convulsos: el necio tiene el poder de la palabra y el listo calla por miedo a meter la pata. No hay más que ver quiénes ocupan los medios de comunicación. Mi hija… por desgracia ha salido a una hermana de mi abuela; pero en aquellos tiempos había soluciones: la ingresaron en un convento.
   Mi hija me ha presentado a su novio, que por supuesto me parece un horror. El clásico: mucho músculo y poco seso. ¿Ocupación del muchacho? Profesor de tenis, es decir, nada: un cazadotes. Digo esto por no decir esa palabra zafia de dar el brag… He decidido desheredar a mi pobre hija y una de estas tardes la llamaré al orden. El noviazgo le durará a la pobre algún mes más y todo solucionado. Los aristócratas no podemos casarnos por amor: debemos mejorar la raza y aumentar el patrimonio. Y como esta hijita mía no ve más allá de sus narices, he decidido buscarle un novio: un hombre adecuado a su cabeza de chorlito. Por supuesto este joven tiene título nobiliario, empresa y patrimonio. Ya he hablado con su madre y entre las dos vamos a propiciar el momento. Voy a organizar en mi palacete un encuentro cultural y gastronómico, exclusivo para amigos con pedigrí. Estoy segura de que mi hija conquistará el corazón de este joven. Él es inteligente, elegante, guapo, rico y con título. ¿Dónde está la pega? En cuestión de mujeres se deja llevar por las apariencias y su madre y yo vamos a aprovechar la circunstancia para hacer negocios familiares. Claro que... hay que trazar una estrategia. Lo que más juego da son las prohibiciones. Mi amiga y yo, hemos decidido decirles que se eviten, les hemos recomendado que no se dejen llevar por las apariencias. Yo le he dicho a mi hija que él es un tipo parecido al de las 100 sombras de Grey y mi amiga le ha dicho a su hijo que mi hija es como la protagonista de Instinto Básico. Y es que sabemos de qué pie cojean nuestros hijos y también sabemos que la prohibición allana todos los caminos.
   Un tonto siempre es un problema y lo que es peor da problemas. Yo que me considero una mujer progresista, en cuanto a lo de mi hija sé que está mal lo que voy a hacer; pero lo hago por su bien y el de nuestra casa. La literatura universal ha llenado páginas con protagonistas  idiotas o enfermas mentales: Ana Ozores, la Bovary y hasta la Karenina. Y es que son una pena esas cabezas… También es cierto que todas estas novelas están escritas por hombres; pero también es cierto que en el siglo XXI todavía ninguna escritora ha creado modelos masculinos equiparables a estas mujeres. Me viene a la cabeza el perfil psicológico de otra idiota: Desideria, la protagonista de la Pasión Turca. Lo que he podido discutir sobre esta novela que me pareció espeluznante, empezando porque una mujer con el deseo y el instinto maternal a flor de piel no hay hombre que la obligue a abortar, más, dos veces. Por otra parte Antonio Gala conoce muy poco a las mujeres de Huesca y en cuanto a Ramiro… Creo que debería haberlo pintado de otra manera. Sin embargo debo reconocer que la novela encantó a todos los hombres que la leyeron. ¿Por qué? Porque la protagonista era boba y fácil de someter.
   Estoy obsesionada con este tema del sometimiento, más en estos tiempos con tanto maltratador. Siempre he dicho que el sometimiento no es cuestión de sexo sino de debilidad y que la debilidad existe tanto en hombres como mujeres. Por eso veo a mi hija débil, presa fácil de cualquier desaprensivo; mejor buscarle un novio a la medida que dejarla a su suerte.
   Mi marido cuando empiezo con este discurso de hombres y mujeres me cierra la boca con una frase que me deja helada: ¡Deja ya de pensar como un hombre! Y yo sé, que tiene toda la razón y también sé que sólo un hombre tan inteligente como él podría convivir conmigo.