miércoles, 27 de febrero de 2013


EN LA TRASNOCHADA
Por María Jesús Mayoral Roche



PERIODICOS DE PAPEL
En Villamayor de Gállego, 27 de febrero de 2013
 
En esta trasnochada vuelvo sobre un tema que ya he tratado en más de alguna ocasión y en el que me gusta hacer hincapié. En mis tiempos de monitora en el centro penitenciario mantuve un pulso con mis alumnos sobre la lectura de algún libro de Pérez Reverte. Yo les dejé claro que en mi taller se leería literatura, literatura, literatura. Esta veneración por Arturo provenía del famoso artículo “Manda huevos” o algo por estilo, donde el famoso periodista hablaba sobre las acepciones y uso de la palabra más fálica que tenemos para expresarnos coloquialmente. A mí este artículo no me llamó la atención especialmente; sin embargo reconozco que fue el tema de la semana en trabajos y tertulias. A mí no me llamó la atención porque hacía años que me había leído el Diccionario Secreto de Camilo José Cela, escritor que pasará a la posteridad por ser Premio Nobel de Literatura y presunto copión en la historia de tan prestigioso galardón. Pero cuando Don Camilo se encerraba y escribía sacando lo mejor de sí mismo, nos dejaba joyas como su Diccionario Secreto. Lo leí en el silencio de La Pecera del Ateneo de Madrid y confieso que me puso en un serio apuro, pues estuve a punto de soltar una de mis escandalosas carcajadas y me ví obligada a abandonar la sala apresuradamente para reírme a gusto. Claro, después de meterme entre pecho y espalda los dos tomos del famoso diccionario, es de comprender que el artículo de los “huevos” de Reverte me dejara indiferente.
Y es que leer en el sepulcral silencio de la biblioteca perlas como éstas:
A buen jodedor, poca polla y mucho cojón.
El dinero y los cojones, son para las ocasiones.
Pues eso, leer estos refranes recogidos por Don Camilo me hacían contener la carcajada y lo pasaba mal. Pero como le pareció poco recopilar los términos habidos y por haber en la historia de la Literatura Española, seguidamente se dedicó a estudiar todas las voces sudamericanas. Increíble la labor de este hombre.
Soy adicta al Twitter, me divierte y hay gente encantadora en el mundo de las redes sociales. Los domingos por la tarde estoy pendiente de que Arturo Pérez Reverte se asome a la red social para ver qué nos cuenta. Bueno, más que contar nos toma el pelo soberanamente a los Twitteros, le gusta hablar del bar de Lola y soltarnos alguna sandez a ver cómo le responde el personal. Pero lo mejor es que Arturo Retwittea y hay gente, debo reconocer, ingeniosa y con una gracia desbordante.
El tema elegido por Pérez Reverte el pasado domingo fue una defensa de la prensa escrita española, para acabar instándonos a comprar periódicos de papel. Como a Arturo le divierte quedarse con el personal, no se le ocurrió cosa mejor que decir que la portada de El Mundo con la alteza serenísima Corinna era una gran exclusiva. Yo le contesté que la portada de El Mundo me parecía más propia de la revista HOLA que de un periódico serio. A continuación Reverte dio un enlace de El País sobre las elecciones italianas y el adiós del Papa: la cuadratura del círculo. Yo le respondí que soy de las que no se deja adoctrinar por El País y que no había en ese artículo ninguna novedad, pues estaba cantado que el resultado de las elecciones italianas iba a ser la ingobernabilidad. Arturo Pérez Reverte sabe el poder de convocatoria que tiene y lo aprovecha para quedarse con el personal, y de paso aprovecha también para levantar alguna ampolla que otra.
Como esto del Twitter es también una terapia, yo me quedé a gusto contestándole que no veo el momento de que la prensa escrita acabe, que tengo ganas de que esos periódicos que sólo sirven para envolver y limpiar cristales dejen de existir. Y es que los periódicos aburren, aburren mortalmente. Los buenos columnistas pasaron a la historia y la prensa está al servicio de la clase política, quiero decir que no es imparcial. Hace años y años que no compro periódicos, los leo si me los guardan o los hojeo si me vienen a la mano; pero no pierdo el tiempo en leerlos en detalle. Creo que deberían plantearse los periodistas y la prensa escrita el panorama actual y dar un paso adelante, evolucionar o reinventarse; de otra forma el periódico va a pasar a mejor vida en breve.
Arturo Pérez Reverte concluyó instando al personal a comprar el periódico, daba a entender que gracias a la prensa sabemos lo que pasa, que hay que mantenerla. Yo le dije que me enteraba mejor de lo que pasaba en España leyendo la prensa extranjera. Pérez Reverte es periodista ante todo y defiende a su gremio; un gremio que cada día se hunde más a causa de la crisis, la desconfianza y la falta de calidad en los artículos. Yo recomendaría, a más de algún director adjunto, que se leyera “El dardo en la palabra” de Lázaro Carreter. Y es que comprar un periódico y ver el montón de errores gramaticales de bulto que tienen, eso también va para nota.

viernes, 22 de febrero de 2013

MIÉRCOLES DE CINE

Por María Jesús Mayoral Roche




Género: Cine Negro
Director: Allen Hughes
Nacionalidad y año de producción:
EE.UU., 2013
Duración: 109 min.
Fecha de estreno: 15 / 02 / 2013.
Productora: 1984 Private Defense Contractors, Black Bear Pictures.
Guionista: Brian Tucker.
Fotografía. Ben Seresin.
Distribuidora: DeA Planeta.
Música: Atticus Ross, Leopold Ross.

El miércoles al cine. La Trama. Nada de particular, ningún ingrediente que añadir al cóctel poder y corrupción. No es un buen motivo, pero fui a ver esta película porque no me pierdo una de Russell Crowe, que como siempre borda su papel, esta vez se encarna en un alcalde corrupto. Otra que también sabe ocupar su puesto en la pantalla es Katherine Zeta-Jones, mujer con glamur sometida que intenta liberarse de un marido poderoso. La Trama no aporta nada nuevo al cine; excepto un elenco espectacular y las vistas de una Nueva York muy bonita, tanto de día como de noche. Pero esta recreación neoyorquina la hemos visto muchas veces en la gran pantalla y quizá hasta con mejores perfiles. Tampoco sorprende el desarrollo de los hechos, la corrupción es una red de la que nadie puede escapar y esto es lo que viene a demostrar, de principio a fin, La Trama. Por supuesto no faltan los personajes tipo del cine negro: policías corruptos, incorruptos, chica guapa, políticos débiles y políticos desaprensivos, empresarios, especulación, sexo... Y en este caso adquiere particular protagonismo un policía que pierde su condición para reconvertirse en detective. Un detective dedicado a las infidelidades conyugales.
Según transcurría la película recordé la vieja conversación que mantuve con una buena conversadora. Me acababa de leer un clásico indispensable y le pregunté: ¿Tú cómo prefieres los políticos, con debilidades o sin debilidades? Ella me respondió: Yo con debilidades. Me eché a reír y yo le contesté que los prefería sin debilidades. Quizá en el transcurso de esta película los espectadores puedan plantearse esta cuestión, que por cierto no es baladí. En este punto los dos candidatos a la alcaldía de Nueva York tienen dos naturalezas extremas además de ideologías políticas diferentes, y precisamente es con lo que me he quedado de la película.
El final de La Trama es un final abierto y descafeinado; estos finales van bien a las películas con sobresaltos, con cambios de guión inesperados, con sorpresas de última hora y sinceramente es una película no da para tanto.

jueves, 14 de febrero de 2013

MIÉRCOLES DE CINE

Por María Jesús Mayoral Roche



Género: Thriller .
Director: Ruben Fleischer
Intérpretes: Ambyr Childers, Emma Stone, Holt McCallany, James Hébert, Josh Brolin, Mick Betancourt, Nick Nolte, Ryan Goslin, Sean Penn y Wade Williams.
Nacionalidad y año de producción: EE.UU., 2013
Duración: 113 min.
Fecha de estreno: 08 / 02 / 2013.
Productora: Village Roadshaw Pictures, Lin Pictures, Langley Park Productions.
Guionista: Will Beall.
Fotografía. Dion Beebe.
Distribuidora: Warner Bros. Pictures International España.
Música: Steve Jablonsky.
El miércoles al cine. Gangster Squad. Es como los “L.A Confidencial” pero distinta, tiene un patrón similar pero el contenido es más ligero, menos rocambolesco; en este punto debemos recordar que “L.A Confidencial” en su día impactó en las salas de proyección, de hecho la podemos considerar ya como un clásico del siglo pasado. Por sistema soy de las que no se pierden una de gánsteres, me gusta el cine negro y pocas veces suele defraudarme este género; añadir que está todo inventado y quizá por eso sea poco exigente como espectadora. Puedo esgrimir otro motivo para ir a ver Gangster Squad: la actuación de Ryan Goslin, actor de moda que promete y del que tampoco me pierdo una. Me parece un hombre elegante; él mismo elige su propio vestuario para los rodajes de sus películas y reconozco que tiene buen gusto, es un actor camaleónico que sabe dar la talla en todos los planos. El pasado año pudimos comprobar su trabajo en dos películas bien diferentes: Drive y Los Idus de marzo.
Gangster Squad está basada en el libro de Paul Lieberman. Mickey Cohen –papel que encarna Sean Penn-  fue un boxeador norteamericano, judío por más señas, que tras tirar los guantes decide echarse a gánster peligroso, matón sin escrúpulos, con el firme propósito de hacerse con el control de los negocios sucios que proliferaban en Los Ángeles: prostitución, juego y droga. Ruben Fleischer rescata esta historia para  llevarla a la gran pantalla. Como norma general en las películas de gánsteres nunca faltan los clásicos personajes: la chica despampanante, el juez corrupto, los policías comprados y los policías incorruptos. Y precisamente son estos últimos los que forman una banda de lo más heterogénea -sin muchos medios pero con ingenio- para combatir al malvado y sanguinario Cohen. Gangster Squad no aporta nada nuevo al cine negro y su desarrollo de principio a fin entra todo dentro de lo previsible, sin demasiados sobresaltos quería decir; pero el elenco y la historia hacen que merezca pena ser vista. Me atrevería a decir que es un compendio de muchas películas, hay secuencias que recuerdan escenas estelares de otras que han hecho historia. Me ha encantado el insolente valor del policía incorrupto que se la juega diciendo: ¡Cubridme! Hacía tiempo que no oía en el cine policíaco ese ¡cubridme!

miércoles, 13 de febrero de 2013

POSTALES CON RECUERDOS     
Por María Jesús Mayoral Roche


La Matacía


Una amiga me ha pedido que rescate esta estampa, una historia que ya conté y que no está mal recordarla. La cuento a mi estilo, con las palabras que utilizamos aquí.

Días antes, la casa empezaba a oler a ajos, hinojo, pimentón, anisetes, avellanas, piñones y demás especias. Los instrumentos y útiles salían de sus polvorientos y entelarañados aposentos para ser fregados y refregados una y otra vez hasta sacarles el lustre, ese lustre primigenio que sólo el esparto natural sabe sacar: pucheros, terrizos, trébedes, caldera, espumadera, capoladora, envasadora de morcilla… Apilados por cocinas, cubiertos y graneros, esperaban su turno en el gran día de invierno. A mí, todos aquellos preparativos me ponían en un estado más nervioso del habitual, eso de matar al tocino suponía jaleo, entrar y salir a los corrales, estar en medio del zancocho; vamos, que me encantaba estorbar para ver y comprobar, para saciar mi curiosidad infantil. Pero claro, yo nunca había visto matar al tocino. Mis padres se negaban a que lo viera, porque consideraban que no tenía edad para presenciar la matacía.

Pero llegó el día en que mi padre decretó que ya podía asistir a la matanza del cerdo. Lo voy a contar, tal y como lo siento. A las cinco de la mañana, de noche oscuro, llegaron los matarifes armados con los ganchos y cuchillos, se dirigieron a la zolleta, y con alevosía y nocturnidad, engancharon al cerdo de las orejas y lo agarraron del rabo. Los gruñidos del animal eran estremecedores en el silencio y la oscuridad de la madrugada. Yo no perdía ripio de todo lo que estaba presenciando. Los matarifes con fuerza y destreza redujeron al animal hasta tumbarlo en la bacía, completamente estirado y en medio de convulsiones, uno de los matarifes clavó el gran cuchillo en la garganta del cerdo: la sangre comenzó a manar a chorro. Mientras, la mondonguera arrodillada sobre un gran terrizo, remangada hasta los codos recogía la sangre del animal dándole vueltas con brío y sin parar para que no se echara a perder. Yo, viendo aquella carnicería, me había quedado petrificada. Terminada la recogida de la sangre, le tendieron a la mujer un paño blanco e inmaculado para que se limpiara el brazo sanguinolento. Aquel brazo teñido de sangre, el tajo en la garganta del tocino y la agonía del animal hicieron que no volviera a presenciar una matanza.

domingo, 10 de febrero de 2013

 LOCURA QUE EL ESPÍRITU EXALTA Y DESFALLECE
Por María Jesús Mayoral Roche

            Me encargaron que diera respuesta a las "Cartas literarias a una mujer" de Bécquer, ésta es una de ellas. Un poco de romanticismo no nos vendrá mal.
Isla de Vulcano frente a Lipari

            ¿Qué es el amor? Te pregunté. ¡Definiciones! Sobre nada se han dado tantas definiciones como sobre las cosas indefinibles. La razón es muy sencilla. Ninguna de ellas satisface, ninguna es exacta, por lo que cada cual se cree con derecho para formular la suya. Eso me respondiste, pero yo quería tu respuesta. No sé, te noté algo enojado.
            Me recordaste en tu carta una escena que ambos habíamos vivido y disfrutado con la intensidad que merecía el momento: la salida del sol en la lontananza del mar. Yo me adelanté, una vez más, a tus pensamientos y te cerqué con una nueva pregunta. ¿Qué es el sol? Tú lo señalaste con el dedo y me dijiste: Eso.
            Lo cierto es que no era el momento ni el lugar para definiciones, sino para sentirlo en el silencio de la naturaleza y el alma, de nuestras almas. Ese disco que encendía el horizonte, como el fuego cuando prende en la yesca, inundó nuestras miradas de una luz inusitada, que no era otra que el propio reflejo de nuestro interior.
            Eras, por sistema, enemigo de definiciones; esas definiciones que siempre se ha planteado la humanidad y nunca ha sabido dar detalle cabal de las mismas, porque tanto su esencia como los sentidos cuando se despiertan y desatan se resisten a ser contenidos en un recipiente.
            ¿Cómo definir lo que impulsa el mundo? Resulta imposible definir lo que sólo el corazón puede sentir. ¿Qué es el amor?
            Sí, hice lo que me recomendaste: Recógete dentro de ti misma y si es verdad que lo abrigas en tu alma, siéntelo y lo comprenderás, pero no me lo preguntes.
            Sí, lo sentí. Lo sentí creciendo en mi interior como la savia primaveral que renace en un álamo temblón, dejándome tan renovada como transida de un encantamiento que hasta entonces jamás había sentido ni conocido. Todo lo que no se puede definir hay que sentirlo en sí mismo. Y es ese ensimismamiento el que te hace comprender la esencia de lo indefinible, que por naturaleza suele ser invisible.
            Y es ahora desde la esencia de mágicos lugares donde mis sentidos adormecidos parecen recobrarse. Envuelta en el pétreo misterio de este claustro de Veruela, acariciando las señales de los canteros, confundida entre las ojivas festoneadas con trébol; escucho tu paso quedo al son de tus versos más puros. Y puedo escuchar tu voz recitando tus propios versos:          
                                      ¡Tú sombra aérea, que cuantas veces
                                   voy a tocarte, te desvaneces
                                   como la llama, como el sonido,
                                   como la niebla, como el gemido
                                                           del lago azul! 

            Y esta piedra secular, que retiene y guarda tus pensamientos, me hace vibrar entre el eco de tu voz y tus pensamientos. Y veo tu sombra salir de la leñera, y te contemplo como un copista más entre los monjes cuando tu imaginación más arrebatada te mostraba aquel séquito de hábitos blancos en sus faenas cotidianas. Y yo... queriendo saber tanto de ti, permanecía ajena a tu mundo. Por fin estoy en ese lugar, regalo espiritual que te ofreció la vida, para que rescataras en él tus más gratas y viejas sensaciones olvidadas. Veruela... Si la historia pudiera hablar... Si las piedras desataran la esencia que guardan... Soñar. Ya te confesé que los sueños no me hicieron partícipe de su magia. Quizá había que vivir en la paz de un monasterio, sentir como ahora siento. Al fin, amor, ahora siento como lo hacías tú.
            No, no supe entenderte. Leyendo tus cartas, me resigné a aceptar que la poesía había sido hecha por vosotros, los poetas, para gozo y comprensión de nosotras, las mujeres.
            Poesía es y no otra cosa esa aspiración melancólica y vaga que agita tu espíritu con el deseo de una perfección imposible. Eso me afirmaste con rotundidad en tu última carta. Quizá sea el deseo frustrado de una perfección imposible, pero en cualquier caso, sublime. ¿Te imaginas algo perfecto? NI siquiera los dioses fueron perfectos. Dicen... que la perfección está reñida con la belleza. Yo también lo creo así.
            ¡Qué hermosas fueron tus palabras respecto al nacimiento de la poesía! No, no arrojé tu carta. No, no fruncí el ceño. Más bien la leí y la releí hasta aprenderla de memoria, con el fin de guardarla en mi alma, pensando que así podría retener un jirón de la tuya. ¡Qué ingenuidad la mía! Tal era mi obsesión y mi amor por ti, que me parecía poder hacer lo imposible, lo que nadie había conseguido hacer me figuraba que yo podría lograrlo sin demasiadas dificultades. Conquistar lo imposible siempre ha sido el ideal de los amantes.
            El amor... ¿Quién puede decir lo qué es? ¿Quién tiene la suficiente autoridad para definirlo? Quien lo defina debería saber lo que es, sentirlo, vivirlo. Pero cómo confiar la definición a alguien que tal vez piense que lo ha sentido sin verdaderamente haberlo vivido en plenitud. Esa es mi duda, amor, y por eso quería saber tu opinión de poeta, de amante. ¡Cuántos creen amar sin saber realmente lo que es!
            Debo decir que tu respuesta, más que una respuesta, fue la visión recobrada, algo que había perdido o que quizá nunca llegué a tener pensando que lo tenía. Que nos pregunten a nosotros, los que hemos amado, ¿qué es el amor? Que nos pregunten a los que ardimos en la llama de una pasión no consumada, que nos pregunten a los que todavía vagamos por hermosos lugares creyendo en la transmigración de las almas, con la esperanza de que tal vez así encontremos lo que perdimos en vida.

jueves, 7 de febrero de 2013

MIÉRCOLES DE CINE

Por María Jesús Mayoral Roche




Género: Biográfica .
Director: Sacha Gervasi
Nacionalidad y año de producción: EE.UU., 2012
Duración: 98 min.
Fecha de estreno: 01 / 02 / 2013.
Productora: Fox Searchlight Pictures, Cold Spring Pictures, Montecito Picture Company.
Guionista: John J. McLaughlin.
Fotografía. Jeff Cronenweth.
Distribuidora: Hispano Fox Films.
Música: Danny Elfman.

 El miércoles al cine. Hitchcock. Una película para pasar un rato agradable que no aporta mucho más de lo que ya se sabe sobre el mago del suspense. De hecho es conocida de sobra su excentricidad, su ironía y las extrañas relaciones que entablaba con sus primeras actrices.

La película de Sacha Gervasi nos desvela la relación que mantuvieron Alfred Hitchcock y su esposa Alma durante la gestación y el rodaje de uno de sus filmes más emblemáticos: Psicosis.  Convivir con un genio no debe ser tarea fácil, de hecho estos creadores suelen ponerse insoportables cuando deciden poner en marcha una de sus brillantes ideas. La película nos muestra un Hitchcock con la clásica paranoia del que se ve atrapado por el protagonista de su película, en este caso un asesino. Y ese estado de ansia y empeño en sacar una película adelante -por la que nadie apostaba un dólar- Hitchcock  lo saciaba frente a la nevera a base de paté o bebiendo a escondidas. Y si convivir con un genio es difícil, trabajar a sus órdenes no lo es menos. Alfred las prefería rubias y me atrevería a decir, que frágiles. Extrañamente más que tener una relación con sus actrices, el director padecía extrañas fantasías platónicas. Si a esto añadimos que su matrimonio en el período previo al rodaje de Psicosis no pasaba por su mejor momento, el resultado para un genio sin estabilidad emocional es el fracaso. Pero de todos es conocido que Psicosis fue un éxito, y esto es precisamente el secreto que nos desvela el film de Sacha Gervasi.
Lo mejor de la película es el elenco de la misma. Anthony Hopkins se mete en la piel del mago del suspense magistralmente, dando una lección de interpretación. Tampoco se queda atrás Helen Mirren en el papel de Alma, esposa del genio. Scarlett Johansson se representa a sí misma: una actriz rubia que lo hace bien.








                 
                              

miércoles, 6 de febrero de 2013


EN LA TRASNOCHADA
Por Maria Jesús Mayoral Roche

Caruso y Lucio Dalla

En Villamayor de Gállego, 6 febrero e 2013 
En esta trasnochada quiero contar una bonita y a la vez triste historia; tal vez algunos la conozcan ya, en cualquier caso la recordaremos de nuevo. La RAI es una cadena italiana de TV propensa a hacer series, por lo general basadas en biografías o novelas italianas. Previamente al estreno de dichas series, suele promocionarlas a través de alguno de sus programas en hora de máxima audiencia. En mi último viaje a Italia tuve ocasión de ver uno de esos programas dedicado, nada más y menos, que a Enrico Caruso. Actores, actrices y el director de la película hablaban de las dificultades del rodaje, y al tiempo que cambiaban impresiones sobre los personajes centrales iban intercalando las secuencias más interesantes de la serie. Los italianos cuando deciden llevar a la pantalla a uno de sus mitos lo hacen con especial mimo y esmero: en esta ocasión para encarnar la figura del gran tenor eligieron un cantante lírico. El presentador en este punto le preguntó sobre la dificultad de su papel, más, en un personaje de la talla de Caruso. El tenor respondió que no era un actor profesional, pero que la ayuda de sus compañeros había sido clave a la hora de hacer un trabajo que desconocía. Terminada la entrevista al protagonista, el presentador le pidió que se acercará al piano para interpretar una de las canciones que hicieron célebres al tenor napolitano. La  perfecta ejecución de la canción y la maravillosa voz del cantante caldeó el ambiente del plató. Y es que los italianos cuando escuchan ópera lo hacen con verdadera devoción. El broche final a este programa biográfico lo puso uno de los descendientes del gran Caruso, todo un testimonio. Y como en estos programas promocionales cabe todo y cuanto más italiano mejor, hablaron de la  celebérrima canción compuesta por Lucio Dalla, Caruso.
Lucio Dalla fue un cantautor italiano y rico comunista que amaba la buena vida; Dalla, en uno de estos trances carpe diem, se encontraba veraneando en la Costa Amalfitana cuando su barca se averió. Obligado a permanecer en Sorrento varios días, habló con su amigo Luca Fiorentino quien amablemente le abrió las puertas de la suite del Hotel Excelsior Vittoria para alojarse.En espera de que la barca fuera reparada, entre cena y cena, los empleados del hotel le contaron cómo fueron los últimos meses de vida de Caruso en la misma habitación donde él estaba hospeado. El gran tenor, gravemente enfermo de pleuritis, se había enamorado secretamente de una joven a la que le daba clase de canto. Un día su alumna le pidió que cantara y el gran tenor a duras penas le dedicó una canción. En la suite del hotel todavía se conservaban algunas fotografías y el piano del gran Caruso.
Conmovido por esta historia, Lucio Dalla, un espíritu diletante y sensible quiso rescatar esta emotiva historia para cantarla. Canción que se ha convertido en un rendido homenaje a Caruso. Es una canción nacida del corazón -decía el cantautor italiano.
No quiero romper el encanto de este relato; pero conociendo el temperamento pasional del napolitano, supongo que la historia de Caruso con la joven tiene más de leyenda que otra cosa. Añado esto porque hay muchas y contradictorias versiones sobre la enfermedad y muerte del cantante. Caruso había sido operado de pulmón, convaleciente en Sorrento y hospedado en el hotel Excelsior, se recuperaba de una grave enfermedad. Dando síntomas de mejoría, el gran tenor decidió traladarse a Nápoles donde tuvo una recaída muriendo días después, también en la habitación de un hotel. Achacan esta recaída a que el médico que le venía haciendo las curas diarias no era un buen especialista.
Lucio Dalla supo aprovechar para beneficio de todos la bella historia contada por los empleados del Hotel Excelsior en el marco incomparable de su estancia en Sorrento, quizá a la hora de escribir la letra lo tuviera fácil; pero lo que es indiscutible, y ahí es donde Dalla demuestra su gran sensibilidad, es en el tono y el timbre que alcanza la canción: un adiós triste a la vida cargado de sentimiento napolitano que se deja sentir.