miércoles, 3 de abril de 2013

Lampedusa y Camilleri, patrones literarios

María Jesús Mayoral Roche




Patrones literarios: Camilleri y Lampedusa. Hacia 1956 Giuseppe Tomasi de Lampedusa escribió una deliciosa historia titulada “El profesor y la sirena”. Quizá sea ésta la obra menos conocida del escritor de “El Gatopardo”. Hace unos años conseguí un ejemplar de 1961 -única edición, creo,-  publicada en España por Editorial Noguer.
      En ambas narraciones podemos encontrar importantes paralelismos a tener en cuenta. Tanto la Liguea de Lampedusa como la Maruzza de Camilleri son inmortales sirenas que hablan griego y enamoran a hombres inocentes; mortales que quedan prendados del olor a mar y sal de estos seres extraordinarios y caprichosos. La acción se desarrolla en Sicilia, bien sea porque sendos autores son sicilianos o bien pudiera ser porque hayan querido rememorar el legendario canto de las sirenas que Ulises escuchó en aquellas aguas, obligándolo a encadenarse para no volverse loco. Sin embargo, la diferencia la marcan los dos protagonistas masculinos: entre Gnazio y el viejo profesor hay un abismo.
Estos paralelismos obligan inevitablemente a la comparación. Superar a Lampedusa, en mi modesta opinión, es imposible. Este príncipe siciliano, con una sólida formación clásica y una sutil ironía que manejaba hasta el sarcasmo más descarnado, supo plasmar magistralmente en su relato los colores y destellos del Mediterráneo, la frescura del agua, la sutileza de la mitología, el cansancio de la vida…
Y es que Lampedusa era elegante en el lenguaje, impecable en el estilo, correcto en el pensamiento, voluptuoso en la narración y exigente de principio a fin en todo lo que hacía. Pero el esfuerzo de esta minuciosidad apenas se nota en su obra porque su escritura es suelta, con adornos y sin ellos.
Soy una gran admiradora y seguidora de Camilleri, me parece un escritor de su tiempo, me gusta lo que cuenta y como lo cuenta; pero en “El beso y la sirena” se ha quedado en lo que básicamente es: un escenógrafo. Monta y cambia de escenario, nos cuenta una fábula de su niñez añadiendo algún matiz y poco más. Por mi parte me quedo con el creador de Montalbano, con el novelista original que sabe ser cuando se empeña en destapar esa Sicilia que tanto me gusta. Tomar un patrón literario tan claro como el de “El profesor y la sirena” suponía un reto difícil, en este caso imposible porque Lampedusa es insuperable; su narración ha sido calificada como una metáfora sensual con tintes eróticos; escrita con un lenguaje vivaz y desenvuelto, el autor -con el fin de poner la dosis real a la fantasía del relato- opta por meter algunos términos dialectales.  Después de todo esto que cuento, todavía no me explico cómo Camilleri se ha arriesgado a hacer este tipo de incursión.
Puesta ya a llegar hasta el final concluiré con otro paralelismo, el que pone fin a ambas obras: la muerte del protagonista masculino, la declaración de la guerra y la destrucción de una casa. Compruébenlo.

El beso y la sirena (Camilleri)
“Aquella misma mañana, a Maruzza la despertó el estruendo de otro bombardeo sobre Vigàta. Se levantó y lo primero que vio, al salir, fue a Gnazio bajo el olivo. Era inútil ir al pueblo y comprar un ataúd…
Al día siguiente, volvieron los dos aeroplanos y, esta vez, a pesar de que desde un emplazamiento alemán disparaban contra ellos, tuvieron más puntería. La casa, acertado el blanco, fue destruida…”

El profesor y la sirena (Lampedusa)
“Al otro día, de madrugada, llamaron desde Génova al periódico; durante la noche el senador La Ciura se había caído al mar desde la cubierta del Rex que navegaba hacia Nápoles y aunque inmediatamente se lanzaron botes al agua, no se encontró su cuerpo…
Luego vino la guerra y mientras yo estaba en Marmárica con medio litro de agua al día, los Liberators destruyeron mi casa…”

He preferido colgar la fotografía de la edición italiana hecha por Sellerio antes que la versión española, porque me parecen libros bien presentados, mejor y más baratos que las ediciones españolas.

2 comentarios:

  1. Con esto de los patrones literarios he llegado a la siguiente conclusión: es tan difícil ser original en le literatura como en la pintura o cualquier otro arte, así que el artista opta por tomar patrones, a esto se le puede llamr influencias...
    Aunque estas de vaciones, tienes hueco para culturizarnos con tu blog.Gracias.

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