miércoles, 22 de mayo de 2013


CINCO NARCISOS FRESCOS

Fidel Alejo
 

Fragmento de Cinco Narcisos Frescos de Fidel A. Puig. Novela que transcurre durante la Revolución Rusa de 1917 y la ejecución de la familia del zar Romanov, incluyendo al legendario Rasputín. Ya, en el periodo de la Unión Soviética, surgió un bulo contrario a la versión oficial que aseguraba que no toda la familia había sido ejecutada, e incluso que habían llegado a España tras pasar por muchas vicisitudes, llegando a visitar incluso el Maestrazgo y Zaragoza. Os dejo el enlace donde podréis encontrar esta interesante novela. http://www.finisterraediciones.com/cinco-narcisos-frescos.html
 

Había decidido aquel año de 1.997 ir de vacaciones a uno de los muchos Balnearios que hay en los Cárpatos de Ucrania, cerca de Strony; lugar ideal para aislarme de la vida ruidosa en mi pueblo natal de Borisbol, atormentado por el ruido permanente de la aviación al aterrizar y despegar en el próximo aeropuerto de su nombre. Tampoco me apetecía ir a veranear a Crimea bajando juntamente con mis hijas y mis padres en un barco crucero que cómodamente serpentea el río Dnieper, admirando sus aguas remansadas con sus verdes orillas entre redondeadas montañas; observando las islas que sobresalen entre sus aguas y viendo a la gente bañándose en sus pequeñas calas o alargadas playas, a los pescadores en la orilla o con sus pequeñitas barcas temerosas de ser abordadas por las barcas recreativas o las grandes barcazas, con mercancías que suben y bajan constantemente pasando por debajo de sus numerosos puentes, ya de piedra o de cemento, donde pasan no solo los peatones sino los coches por su autovía y dobles vías de tren simultáneamente, tan anchos que cuando visité España en la pasada primavera de 1997, en la ciudad de Zaragoza, el río Ebro que para España es el más caudaloso, a mí me pareció modesto. No quise pues ir a Crimea, porque me infundía tristeza al no tener mi pareja, y me emulaba momentos agradables románticos con mi ex amada, Nadiuska.
        Así mismo la gran ciudad de Kiev, con su elegancia y pujante renovación al ser la capital de la nación ucraniana, emancipada de la Unión Soviética, no me atraía, ya que tenía que visitarla casi todos los días por asuntos burocráticos y laborales.
Al regresar, tras tomar el tren en la ciudad de Svalaba, no dejaba de pensar en las tumbas que había cerca de una iglesia católica y otra ortodoxa en reconstrucción, era una necrópolis entre jardines, como homenaje a los muchos muertos en las dos guerras mundiales. Un apellido y unas flores me dejaban perplejo y no relacionaba los cabos sueltos que hilvanaran su situación allí. Pensaba si había alguna relación con mi visita en España en dicha ciudad de Zaragoza para conmemorar el 80 aniversario de la Revolución Rusa, llevaba un trabajo concreto para no desaprovechar mis vacaciones: La influencia que produjeron las Colectividades Libertarias al comienzo de la Guerra Civil española en 1936. Y desde Madrid me enviaron a la región aragonesa, parece ser que no fueron muy eficaces y que el mismo Partido Comunista las canceló; pero han quedado, según pude comprobar, varias cooperativas agrícolas de servicios y producción pertenecientes al Instituto de Colonización de cuando el gobierno del Generalísimo Francisco Franco Bahamonde, las cuales funcionan bien y crean riqueza, y curiosamente tienen cierta relación con los koljós y sovjós de cuando la Unión Soviética. Recuerdo que fui a una iglesia de arte bizantino denominada   Iglesia del Perpetuo Socorro. Allí mientras miraba más de cerca los iconos que tiene, me paré al ver un gran jarrón dorado con un ramo de cinco narcisos, era grande, sus hojas verdes y pétalos amarillos todos bordados de rica seda, se notaba que estaba hecho con arte artesanal, me acerqué más y vi una tarjeta en la parte posterior, la cual con letras cirílicas tenía las siglas similares a las que he visto en Svalava. Luego en letras latinas, ponía en agradecimiento, y recuerdo, ochenta aniversario revolución rusa. M. M. R. de H. Estaba muy centrado en observar los narcisos, cuando una viejecita se me acercó y dijo:
       - ¿Le gustan?
       Hice ademán a mi intérprete para que me tradujera...y le dije:
       - Si, mucho.
       - Pues yo he hecho esas flores. Ahora estoy aquí unos días de visita, pero soy de unas montañas lejanas de aquí, del Maestrazgo, y a mi difunto marido que era artesano textil yo le confeccionaba los tejidos. Por eso las he hecho, porque me las encargó una familia que me llevo muy bien con ella.
        - Pues son muy bonitas. Y ¿Esas letras?
        - Me rogaron que no lo dijera a nadie. Están dedicadas a una familia que fueron reyes allá por Rusia, antes de que gobernaran los comunistas. Son muy buena gente, hasta creo que somos algo de familia, claro por el padre, que huyó a Francia cuando la guerra, y luego se casó con una de esas chicas.
          En eso llegó una señora y le dijo:
          - Madre, vamos, usted siempre con estos romances. Disculpen, ya ven, los años...
         Y salieron lentamente.
Luego salimos y fuimos bajando por la avenida principal dedicada al político de 1.880, Sagasta, y observé a la viejecita que entraba en una elegante casa, perteneciente al patrimonio de la ciudad, de trazado arquitectónico colonial romántico decadente; luego a la altura de un gran centro comercial, había grandes carteles que decía:
TESOROS DE ARAGON, me fijé bien, porque aquella viejecita estaba allí fotografiada, dando vueltas al parecer a una rueca....

Continuará...

Editorial: Finis Terra_ediciones.Derechos Reservados.

 

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