miércoles, 5 de junio de 2013


Los Maquis en Reinosilla

Antonio Jiménez Peña

 

Lo que contaba a una amiga argentina sobre la posguerra de España:

 
Fotografía.- María José Caballero
E

n estos años mi padre que era maestro de escuela, fue trasladado forzoso a la escuela mixta de Reinosilla, en el Valle de Olea muy cerca del Alto Cam y de Reinosa, en Cantabria. Los motivos parece que  fueron  de  tipo  político:  el  maestro  había  prestado  su servicio militar, durante la pasada Guerra Civil, en el ejército del gobierno de la República, en Madrid y se  mantuvo fiel a su compromiso…
‹‹Como todos los días, yo venía de recoger la leche de un bar y  comercio, que también era fonda, que estaba situada cerca de la carretera que iba hasta Mataporquera. Los vecinos la llamaban Casa Sola, quizás por ser la única que existía en aquel lugar. La  carretera  que  unía  Reinosa  con  Mataporquera,  en aquellos tiempos, era poco más que un mal camino, llena de baches y de piedras. Iba atravesando un soto y la hierba de las praderas que estaba recién cortada y extendida para su secado, desprendía un olor agradable. Por la ladera sur del puerto del Gamonal bajaban tupidas nieblas— más pronto que tarde—, caería la noche cerrada.
De repente, entre las matas espesas del soto, apareció un grupo de hombres barbados y sucios, vestidos con monos y capotes de abrigo de un color verde terroso. Iban tocados, con boinas negras y con pasamontas de lana y estaban armados.  Uno de ellos se interpuso en mi camino y apoyándome su pesada mano sobre el hombro dijo:

¿Adonde vas chaval? Pronto caerá la noche. ¿Dónde vives y quién eres?Me preguntó aquel hombre.

Voy hasta Reinosilla, vengo de Casa Sola, de recoger la leche y soy hijo del maestro.

¡Caso en Dios!  ¿Como te dejan venir tan tarde? Como se  están poniendo los tiempos, cualquier día te pasará algo ¡Díselo a tu madre!

 ¡Vamos  a  retenerlo  y  a  pedir  rescate!  Necesitamos dinero  y  viandas,  sobre  todo  pan.  Se  lo  pediremos  a  sus padres, a cambio del chavalApuntó otro del grupo.

¡Muy ocurrente, Genaro! Con lo que gana el maestro no tendrá ni para dar pan a sus hijos. ¡Búscate otro objetivo! que este no nos sirve—Apostilló el que parecía ser el jefe de aquel grupo.

¡Dime chaval! ¿Coméis mucho pan en casa?

Poco y negro ¡Señor! Yo no puedo comerlo. Lo mastico y al tragarlo me dan arcadas y lo echo—  No puedo.

¡Anda márchate a casa y no digas a nadie, más que a tus padres,  que nos has visto¡Arrea!

A lo hice y, emprendiendo un trote ligero y llegué a mi casa al poco tiempo.
Poco después fue detenido y preso el ventero de Casa Sola, el padre de mi amigo Serafín El Gangoso. (A le llamábamos todos en la escuela porque hablaba por la nariz). Este hombre, quizás bajo las amenazas de que harían daño a su familia,  había  dado  cama  y  comida  a  varias  partidas  de guerrilleros.
En la ocasión de una gran nevada se dio el caso curioso de que  hospedó en la fonda, al mismo tiempo y durante varios días, a los guerrilleros de La Partida y a la Contrapartida de la guardia civil; los unos en la planta primera y los maquis, en el  doblado.    
    No  se  cual  sería  el  destino del dueño de Casa Sola. Lo que si es que una vez que desapareció él, mi amigo Serafín y toda su familia se marchó del pueblo ¡Fueron malos tiempos, para todos!
 

Vitoria 16 de mayo de 2.011



2 comentarios:

  1. No sé mucho de los maquis ni de esos años de la historia de España, pero debieron de tener gran importancia en la lucha contra el franquismo, aunque desaparecieran.
    Tiempos dificiles los que les tocaron vivir,según contaban nuestros abuelos, con la dictadura,

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  2. Pues sí. Pero a mi no me lo contaros mis abuelos, ya que el niño de la leche era yo.

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