domingo, 2 de febrero de 2014

 

Personajes  y  Personajetes

Por Cayo del Pulgar 

 

Alcaldes de Madrid


Hubo una época en que los políticos daban la talla, quiero decir que eran presentables y hasta brillantes en el discurso. Eran otros tiempos, claro. Tener cultura, ser un intelectual, haber sacado una oposición importante del Estado, tener una buena oratoria, en fin… Eso era indispensable hace veinte o treinta años para ocupar un puesto relevante en la política. En este país, en este período demócrata, hemos tenido algún político con carisma; dicho sea de paso, una especie extinguida.
Este espacio dentro de Caricaturas Parlantes se caracteriza por tener pocas palabras y basarse más en las imágenes: son ejemplos comparativos, sin más. No voy a entrar en la vida, obra y milagros del personaje y menos en la del personajete. En este espacio conviene dejar a un lado la ideología para centrarnos en el problema que tenemos los españoles actualmente con nuestros políticos, una casta sin oratoria, sin léxico, que ni siquiera saber leer el papel que tienen en la mano; además de ser incapaces de gestionar, de resolver.
El personaje escogido para esta ocasión tuvo sus luces y sombras, sus despistes; pero fue querido, respetado y hasta aclamado.  


En cuanto al personajete, en este caso, más vale una imagen que… De esta mujer sabemos que su mérito está en ser alcaldesa sin haber ganado en unas elecciones, es más conocida por ser "señora de" y sobre todo es conocida por su comicidad cuando la emprende con el inglés olímpico. Pero si creían que lo más brillante de Ana fue su discurso ante el COI defendiendo la candidatura olímpica de Madrid 2020 en inglés; creo que este video le hace más justicia a la Sra. Botella.

 

7 comentarios:

  1. [...] Vivía hospedado en una casa particular en la calle del Oso, en el Barrio de Lavapiés, que en aquella época era un barrio clásico y muy típico del Madrid.
    Diariamente cogía el metro en la estación de la plaza de Tirso de Molina y así llegaba a la última estación que había entonces, cerca de la Ciudad Universitaria, junto al Ministerio del Ejército creo…, no recuerdo bien.
    — ¡Buenos días Angelito!, ¿vamos a coger el tranvía (el Pepe, le llamábamos) o vamos andando hasta la Escuela?
    —Vamos al tranvía que hoy tengo ganas de jarana. Ponte tú adelante y yo atrás y a una señal mía, empezamos.
    Mi compañero actúo como habíamos convenido y dio un salto y al tiempo emitió un grito: — ¡Pe! — . Instantes antes de que aterrizase, salte yo y grité, — ¡Pe! —. Y así continuamos hasta que conseguimos que se sumasen a esta maniobra el resto de los que viajaban con nosotros….
    En el tranvía se inició un movimiento de vaivén, hacia arriba y abajo, alternativamente, en sus partes trasera y delantera.
    Parecía un barco batido por un oleaje fuerte; el caso es que la situación del vehiculo se tornó peligrosa y el conductor se vio forzado a parar. La traza de la vía estaba sobre una meseta de tierra ataluzada y ajardinada.
    Abajo estaban distribuidas, como ocurría hacía ya algún tiempo, algunas patrullas de policía y nos dedicábamos, desde esa posición de privilegio, a apedrearlos con el balastro de la vía. Teníamos muy fácil la huida por el otro lado del talud. Pronto empezaron a patrullar por la parte de arriba y se nos terminó el juego. Realmente no era un juego ya que de este modo expresábamos nuestra protesta. Habían sido prohibidas las— asambleas libres—y los catedráticos Aranguren y Tierno Galván habían sido desterrados.
    También como acto de protesta, se convocó una “sentada” en la llanada que existía frente a la Facultad de Medicina y los comedores del SEU. La manifestación no podía ser más pacífica pero fuimos literalmente barridos, por las cargas de la policía a caballo y las tanquetas con bocas de agua a presión. Aquello quedó como si hubiese habido una batalla campal: todo lleno de zapatos, carteras, libros. La sangre, que también hubo, quedo limpia con el agua pero afortunadamente no hubo victimas.
    Después fue el alcalde de Madrid y fue un gran político. Muy cínico y descarado, por ejemplo decía:" Los programas políticos se hacen para no ser cumplidos".

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy bueno, Antonio. Todo un testimonio. Lo cierto es que en eso de que los programas políticos se hacen para no ser cumplidos, decía muy bien en esto el Profesor Tierno, pues es una frase sacada del mejor tratado de teoría política que se ha escrito: El Príncipe.

      Eliminar
    2. No lo sabía. O no lo recordaba.
      Hace no muchos años los programas políticos se cumplían porque no los había.
      Un saludo

      Eliminar
    3. Es que lo de ahora es de vergüenza y encima algunos pasan hambre, mientras otros nos roban.Ya da igual el programa, al final nos conformaremos con sobrevivir y veremos como los políticos se fuman un puro.

      CAYO DEL PULGAR

      Eliminar
  2. ¿Y Ana... a qué especie pertenece? ¿A la abubilla moñuda, quizá?

    ResponderEliminar
  3. Vaya discursito el de La Botella, la podían echar al río o al mar a ella con las gaviotas reidoras.Jajaja, muy bueno.La política ya es cosa de risa y no de ideales ni de buenos discursos, como bién dices Cayo del Pulgar.

    ResponderEliminar
  4. Cayo del Pulgar muy interesante tu crónica .......Lamentable y pensar que encima son ellos los que nos representan ..... horror !! cb de mu

    ResponderEliminar