lunes, 1 de febrero de 2016




CRÓNICA INGOBERNABLE
 Por Azulenca

Dije que no volvería a escribir nada en este blog porque entre otras estáis todos muy entretenidos con el Facebook y los WhatsApp. Algunos, como Alf.Alf o Nachete, me recuerdan que tengo el blog muy abandonado; pero eso no significa que no escriba, necesito escribir, canalizar las ideas. Lo cierto es que se me hacía irresistible no colgar una crónica con la que está cayendo políticamente en este país.
   Yo no sé, no entiendo nada. No comprendo a qué viene tanta preocupación con las quinielas, los pactos y todo lo que ha sobrevenido tras las elecciones generales. ¿A qué viene tanta duda? Yo no tengo ninguna. Según veía los resultados que daban las urnas, el mismo día de las elecciones y según entraba la noche, me dije: está claro, a este paso nos va a gobernar el plátano de Canarias. Ya pasó con Zp, gracias a la Coalición Canaria, nuestro “contemplador de nubes” pudo sacar adelante parte de sus despropósitos. Es más, yo propongo que se le haga un busto al plátano de Canarias y que se ponga en el salón ese que llaman de “los pasos perdidos” del Congreso. Aunque perdidos van todos en esa casa.
   Lo que tampoco entiendo es el caso Mariano, porque en sí mismo él es un caso. Con un resultado electoral como el que obtuvo en las últimas elecciones todavía amenaza con resistir. ¡Qué tendrá el poder! Mariano es agotador, cansa ya de verlo: agotar es matar de aburrimiento. Y Sor Aya… subida a su cojín, contándonos esas películas de miedo a los postres en los telediarios del viernes… ¡Qué cansinos los dos!
   La toma del Congreso por parte de Podemos fue un hecho histórico. Esas imágenes de una mujer amamantando a su bebito en el Congreso son ya de por sí una alegoría a la frivolidad maternal sentada en un escaño, ver como Búffalo Bill y Harry Potter hacían alharacas al niño fue enternecedor. Ya sólo faltó que Pablo e Iñigo cantasen una nana y pidieran silencio a los diputados para dormir a la criatura, eso hubiese sido ya… Me faltó también que el equipo de Podemos metiese en el Congreso un perro, un perro de esos que van al son de la flauta. Podemos quiere representar al pueblo pero no está del todo completo, confeccionaron una lista heterogénea y variopinta; pero les faltó un fichaje que con ese sí que hubiesen dado el puntazo: les faltó fichar al bombero-torero. Ver entrar al bombero-torero en el Congreso eso sí que hubiese sido un golpe de efecto de los buenos… Y quiero aclarar, que sería un bombero-torero antitaurino, por supuesto.
¿Y Pedro del PSOE? Este chico me recuerda en fachada y estilismo a los guapos estudiantes de PREU, sólo que aquellos chicos de PREU tenían sesera, en aquella época se valoraba la cultura y el compromiso social. Este Pedro sólo quiere un sillón azul, como sea y al precio que sea. Yo creo que de pequeño jugó poco al “ahorcado”. ¿Por qué habré dicho esto? Es igual. También me recuerda al personaje de los dibujos animados Pedro “El Bello”, ahí encaja más, en una carrera de coches adornado de su vanidad.
   ¿Y los Ciudadanos…? Estos son los listos de la clase, los que van a regenerar. Pobre chico este Rivera… No hay nada peor que confiarse uno a sus propias fuerzas y encima ser un ingenuo: es la combinación perfecta para estancarse, para no llegar a ningún sitio. El recorrido de este niño de portada de papillas, Albert, ya ha dado todo lo que tenía que dar.
   ¿Y el sustituto de Artur Mas? Puigdemont. ¡Qué cosita! Ese luce una pelambrera… que me da qué pensar lo que albergará debajo de esa alfombrilla de pelo. Su puesta en escena es  similar a la de Jerry Lewis en el “Profesor chiflado”; pero sin gracia, claro. Este Puigdemont también va a hacer historia.
   Y volviendo al principio, tal y como están las cosas, antes de convocar nuevas elecciones generales, yo me jugaría los pactos a las cartas, total… España es un país de tribus y familias, pues se coge esa baraja de familias a la que jugaba yo de pequeña y solucionado: padre bantú, madre tirolesa, hijo mejicano, abuelo esquimal, hija china… Y es que lo importante no es España, los ciudadanos no cuentan. Aquí cuentan los sillones y el reparto de cargos de los políticos que dicen representarnos; aunque a mí no me representa ninguno de estos. Soy abstencionista.
   Y vuelvo a lo de antes, yo no veo mal que nos gobierne el plátano de Canarias. Y lo veo bien porque es un símbolo muy fálico y eso supone mucho para el país, es un alimento muy completo, sacia mucho gracias al almidón, si no se digiere bien salen granitos, evita los calambres musculares… En fin… Esta es una Grande y Libre que soñaba José Antonio.


7 comentarios:

  1. Gracias por tus acertadas y divertidas Crónicas de Azulenca. Queremos que vuelvas a escribir en este blog. Te leemos.

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  2. Razón no te falta Azulena pero como yo soy optimista por naturaleza y me gusta buscar soluciones alternativas, propondría casar al señor Don Platano (tan amarillo como la luna, ¡hay¡, ¡hay¡) con una hermana de don “Potato” y quizá el resultado fuera un político armado con piezas y valore de cada uno de sus ancestros, pieza a pieza, que lo poco bueno de pocos puede ser lo muy bueno de todos. El problema como siempre está en quien y como se ensambla el puzle ahora que el bueno de Geppetto, carpintero insigne donde los haya, se ha acogido a la prejubilación oyendo los consejos de su hijo Pinocho. Saludos. Alf.

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  4. Muy bien tu artículo, vaya lío y decrepitud de políticos....

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  5. Y ya sabéis... Para no quedarte enano, tú comer mucho plátano. Pero lo peor de todo son los enanos espirituales y de eso vamos también sobraos. Gracias por vuestros comentarios.
    Chus

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  6. Chus, muy buena entrada,me reiría si no fuera porque tengo una sensación pero extraña, como de que aquí nadie tiene prisa, como si estuvieran jugándose al mus el futuro inmediato de este país. Nadie encuentra lugares comunes para tanto ego.
    A veces da la sensación de que no se lo toman en serio.
    Pero las descripciones de los personajes son divertidas e ingeniosas, como siempre.
    Un abrazo
    Vlas

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    1. ¡Qué alegría verte por aquí, Vlad.! No hay conciencia política, sólo afán de poder y de meter el cazo como sea, sin escrúpulos.
      Un abrazo.

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