domingo, 6 de octubre de 2013


 
Oficios a extinguir


Hay un programa de TV que ponen y reponen a menudo, titulado “Oficios Perdidos”. Esta serie que rescata los viejos oficios artesanales que con el paso del tiempo se han ido perdiendo, creo que deberían transformarla en una más destructiva y titularla Oficios a Extinguir. Lo cierto es que entre unos y otros, tarde o temprano, ciertos oficios van a ser declarados como trabajos a extinguir.
Creo que se estarán preguntando de qué estoy hablando y estoy en el deber de ser más claro. ¿Alguno se puede imaginar el oficio de jardinero como un oficio a extinguir? ¿No? Pues yo digo que los jardineros un día de estos, en este país, será una profesión perdida. A las pruebas me remito. Zaragoza, Ciudad Inmortal. ¿Cuántos jardines, parterres, setos y flores ven? Yo, en esta ciudad, cada día veo más cemento. Los jardines de las rotondas son piedrecitas blancas y negras, algo que no requiere trabajo ni mantenimiento, tan sólo sulfatar las hierbas de vez en cuando. Esto supone un gran ahorro en plantas y mano de obra. ¿No es una idea genial sustituir los jardines por piedras o cemento? Para echar más leña al fuego y justificarse más, el consorcio político zaragozano dirá que además esta modalidad supone un gran ahorro en agua, un bien escaso y necesario para el consumo. He llegado a oír que querían quitar los árboles de algunos Paseos. Otra idea genial, así se evitan la poda y en caso de desastre natural las indemnizaciones. Se riegan con el canal las flores de Zaragoza –eso dice la jota. Y dejarán de regarse porque no habrá flores.
He dicho antes que entre unos y otros algunos oficios acabarán extinguiéndose. Otra profesión que vislumbro que va a perderse de aquí a unos años es la de maquinista de tren, más, después del siniestro ocurrido en la curva de A Grandeira. Si dejamos a un hombre como responsable de cientos de vidas, si le pagamos un pastón por esta responsabilidad, si nos piden una tarifa exorbitante por un billete de tren y encima por una negligencia humana pierdes la vida; y si para colmo no es que la máquina falle, sino que falla el responsable humano, entonces… Puesto que la máquina no falla y las señales acústicas o luminosas tampoco, lo mejor será que en un futuro los trenes vayan solos con un conductor durmiendo, que será despertado únicamente para avisarle de que pulse un botón para detener el tren. En este caso del maquinista que se despistó ocasionando una tragedia ferroviaria de las que hacen historia, hay que reconocer que hizo un flaco servicio a esta profesión. Las grandes empresas y las aseguradoras no están por apechugar con indemnizaciones millonarias a las víctimas, además del destrozo de los vagones y los gastos de las labores de rescate junto con el restablecimiento de la línea. Y como tanto las máquinas como las señales no fallan, el que sobra es el maquinista. Un tren teledirigido será más seguro que un tren en manos de un presunto maquinista despistado.
Otro oficio tendente a la extinción es el de cartero: el correo electrónico prácticamente ha triunfado ya. ¿Qué necesidad hay de comprar un sobre, un sello y echar la carta a un buzón? A eso hay que añadirle el agravante de que la carta puede extraviarse…
Los funcionarios también van a ser otra especie a extinguir. En breve el ciudadano hará todo el papeleo desde su casa conectado a un ordenador. Esto será una maravilla porque nadie te dirá: Vuelva usted mañana.
Y aún quedan más profesiones que de aquí a unos años quedarán reducidas a nada: los empleados de banca. De hecho ya han empezado a reducir las plantillas, aunque hay que decir que por otros motivos: las fusiones. Y es que los cajeros automáticos funcionan bien e internet también, todo es cuestión de perfeccionar máquinas para recolectar dinero.
Y no termino aquí. Las cajeras de los supermercados. ¿Qué necesidad hay de pagar un sueldo a una cajera? Ninguna. El cliente pasa el código de barras de cada producto por un lector, introduce una tarjeta de crédito y luego enseña a la salida el justificante de que ha pagado.
Otra especie a extinguir y esta me parece un caso serio por aquello de la espiritualidad, es la de los curas: cada vez hay menos. Bueno, también es cierto que cada vez más hay menos feligreses. En cualquier caso siempre queda la misa por televisión o un CD. El único problema es la comunión y esto puede solucionarse dejando a un feligrés jubilado o prejubilado para ir a darla, previa cita.
Y cuanto estoy diciendo no me parece exagerado ni imposible, de hecho el paso del tiempo se ha llevado por delante un número considerable de profesiones: serenos, carboneros, luceros, estañadores, charlatanes, pieleros, afiladores, paveros, colchoneros, fogoneros, cesteros…
Otra especie a extinguir es la de los viticultores de mi pueblo, en esta entrada dejo retratados a estos dos haciendo vino para el consumo de casa. Lo de estos pobres es más duro: toda la vida pensando que el vino que hacían era el mejor del mundo y con un buqué que no le tiene envidia a cualquier Rioja, para que luego te venga diciendo cualquier ignorante, que no distingue un Don Simón de un vino del Somontano, que el vino que hacen ellos es imbebible.

 

 

7 comentarios:

  1. Se extinguirán tantos oficios que muy pronto terminará extinguiéndose, también, el más hermoso de todos, que es la vida. Creo

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  2. Como van a extinguirse los Sacerdotes , si es verdad que hay muy pocas vocaciones, pero sin un sacerdote que consagre no hay misa que valga, ni por CD, ni por otros medios.
    Dios estara con nosotros hasta el final de los tiempos.
    Besin Maria Jesus

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  3. Es una pena,pero.una verdad como un templo, lo que dices enmascarado.Pena da ver esas rotondas con las piedrecitas haciendo dibujitos (algunos en forma de flor), pena da ir a comprar y que te cobre una maquina (te dice, pase producto gracias), pero a mi lo que me da muchisima pena es que las nuevas tecnologias dejen a mucha gente sin puesto de trabajo.

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  4. Se me olvidaba enmascarado...asi por la pinta esos señores de la foto deben de ser parientes suyos,no?jajaja.Un saludo.

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  5. Estos dos monstruos de la foto son mi tío y mi padre. Por cierto, el que más vino bebe soy yo. Lo mejor es la vendimia, sobre todo cuando agarran un racimo de la cepa de Miguel de Arcos y lo levantan para que veamos el color tan bonito de los granos.

    El Enmascarado

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  6. Te añado otro oficio a extinguir: el de pisadora de uvas

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    1. ¿Y tú cómo sabes que las pisé yo? Tienes que ser un pariente muy cercano, ¿no? Lo cierto es que es un buen ejercicio y las pisé con ganas, me gustó.

      Saludos.

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